ALGA Revista de Literatura
nº67 - primavera 2012




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    • Borges
      de Federico Gallego Ripoll

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Páginas centrales

    TALLER DE LITERATURA


    Jorge Luis Borges

    Una aproximación al universo narrativo borgiano
    por Susana Lastra

    Borges, la lectura y los sueños
    por Teresa Martin Taffarel

    Los años sin tiempo
    por Elvio René

    El tratamiento de la muerte en Para las seis cuerdas
    de Jorge Luis Borges

    por Santiago López Navia

    Antología de textos
    Selección: Susana Lastra


    EL TRATAMIENTO DE LA MUERTE EN PARA LAS SEIS CUERDAS
    DE JORGE LUIS BORGES

    SANTIAGO LÓPEZ NAVIA

    "No hay cosa como la muerte / para mejorar la gente"1. Esta es la primera referencia que se hace a la muerte en Para las seis cuerdas, y la rotundidad y la claridad de su formulación, en una obra que gira en torno al protagonismo del hombre que mata y muere y el cuchillo que forma parte de su identidad, permite obviar cualquier comentario.
              La muerte que dibuja Borges en esta "mitología de puñales" se presenta con arreglo a un código de elementos muy claramente definidos. A veces su agente es anónimo. Así, en "El Títere" sabemos que al héroe "Un balazo lo tumbó /en Thames y Triunvirato"2.
              Resulta fundamental, por otra parte, hacer notar que las muertes "se deben". El uso nada casual de este verbo evoca el ineludible castigo y la consideración de la deuda de muerte como algo que antes o después va a ser pagado. Del menor de los hermanos Iberra sabemos que "… debía / más muertes a la justicia"3. En el cuento "Hombre de la esquina rosada" se nos aclara también que Rosendo Juárez "estaba debiendo dos muertes"4. Además del precio de una deuda, la muerte puede entenderse también como final de un periodo de esplendor ligado al constante progreso del hombre hacia su propia consunción y a la ineludible fatalidad de un mañana, en este caso inmediato: "Mañana vendrá la bala / y con la bala el olvido. / Lo dijo el sabio Merlín: / morir es haber nacido"5.
              Ningún rasgo de la muerte nos parece más significativo, sin embargo, que la gratuidad que se le atribuye y la naturalidad con que se recibe. En la "Milonga para los orientales" el que muere es aquel "que se muere y no se queja"6; en la "Milonga de Albornoz" queda palmariamente demostrada la inmutabilidad del héroe ante el hecho de su propia muerte ("Alejo Albornoz murió / como si no le importara"7); en "El tango" leemos acerca de hombres "que sin odio, / lucro o pasión de amor se acuchillaron"8 y en la "Milonga de Manuel Flores" la muerte queda reducida a lo cotidiano, al ritmo recurrente de lo que acaba convirtiéndose en una ley natural: "Manuel Flores va a morir. / Eso es moneda corriente; / morir es una costumbre / que sabe tener la gente"9.
              Resulta interesante constatar que hay una suerte de conexión espiritual entre el tipo de hombre retratado en Para las seis cuerdas y las raíces identitarias a cuya búsqueda se orienta el poeta. El héroe del arrabal no necesita causas trascendentes para urdir y ejecutar una venganza o una represalia. Óigase si no la voz de Francisco Real en, quien dice en medio de la afrenta y el desafío en "Hombre de la esquina rosada":

    Yo soy Francisco Real, un hombre del Norte. Yo soy Francisco Real, que le dicen el Corralero. Yo les he consentido a esos infelices que me alzaran la mano, porque lo que estoy buscando es un hombre. Andan por ahí unos bolaceros diciendo que en estos andurriales hay uno que tiene mentas de cuchillero, y de malo, y que le dicen el Pegador. Quiero encontrarlo pa que me enseñe a mí, que soy naides, lo que es un hombre de coraje y de vista10.

    Esta naturalidad y sencillez en la asunción de la muerte son muy próximas a las que caracterizaban a los gauchos de antaño, esos mismos que, según el mismo Borges, "morían y mataban con inocencia (…) No murieron por esa cosa abstracta, la patria, sino por un patrón casual, una ira o por la invitación de un peligro"11. Preguntado en 1968 por su atracción hacia la figura del compadrito, el poeta insistió en las virtudes a las que venimos mencionando:

    En el compadrito había algo que me pareció nuevo: la idea del coraje desinteresado. El guapo no era un individuo que estuviera defendiendo, digamos, una posición o que peleara por razones de lucro; peleaba desinteresadamente (…) Me parece que es linda la idea de esa gente muy pobre, como habrán sido los guapos (…) y que, sin embargo, tenían un lujo, que era el lujo de ser valientes y estar listos a matar y a hacerse matar en cualquier momento, aun por desconocidos12.

    Tal vez podría entenderse que las urgencias de una vida siempre en vilo, transmitida con el halo casi onírico que rodean al tango y la milonga, no dejaban tiempo para columbrar motivos elevados a aquellos que vivían envueltos en la bruma de la difícil supervivencia de todos los días. Mitología de puñales, en fin, en la que la muerte empuña en su aparente insignificancia el pincel que dibuja la grandeza del hombre que mata y que muere con los tintes de una resignación que lo ennoblece.

    1 Jorge Luis Borges, Para las seis cuerdas, en Obra poética, Madrid, Alianza/Emecé, 1972, p. 280. Para evitar confusiones con alguna otra obra borgiana que citaremos, las referencias a esta obra se harán a partir de las siglas PSC.
    2 PSC, p. 288.
    3 PSC, p. 278.
    4 Jorge Luis Borges, "Hombre de la esquina rosada", Narraciones, ed. de Marcos Ricardo Barnatán, Madrid, Cátedra, 1983, p. 70. Con el mismo fin antes expuesto, las citas de este cuento de Borges se harán a partir de las siglas HER.
    5 PSC, p. 346. Esta cita corresponde a la "Milonga de Manuel Flores". El recurso a un personaje de ficción como el Mago Merlín en calidad de sabio al cual se atribuye una sentencia es propio de Borges, que se complace en trasladar lúdicamente al papel el apoyo de "autoridades" a quienes se atribuyen frases que no les corresponden.
    6 PSC, p. 293.
    7 PSC, p. 295.
    8 PSC, p. 150.
    9 PSC, p. 346. Recuérdese que en el área de uso del español representada por Borges y los personajes de su obra la perífrasis verbal saber + infinitivo adquiere el sentido de "acostumbrar" o "soler".
    10 HER, pp. 72-73.
    11 PSC, p. 344.
    12 Rita Guibert, "Borges habla de Borges", Life en español, v. 31, nº 5 (11 de marzo de 1968), pp. 48-60.

    SANTIAGO A. LÓPEZ NAVIA (Madrid, 1961). Es doctor en Filología por la Universidad Complutense de Madrid, doctor en Ciencias de la Educación por la UNED y doctor honoris causa por la Universidad Internacional SEK de Santiago de Chile, a la que está vinculado como profesor visitante. Pertenece al equipo directivo del Trinity College Group y es autor de diez libros y numerosos artículos preferentemente relacionados con sus principales áreas de investigación (cervantismo y retórica). Su obra literaria comprende hasta el momento siete libros de poesía, el último de los cuales es Canciones de Navidad del País de Nunca Jamás (Madrid, La Discreta, 2011).