ALGA Revista de Literatura
nº67 - primavera 2012




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    • Borges
      de Federico Gallego Ripoll

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Páginas centrales

    TALLER DE LITERATURA


    Jorge Luis Borges

    Una aproximación al universo narrativo borgiano
    por Susana Lastra

    Borges, la lectura y los sueños
    por Teresa Martin Taffarel

    Los años sin tiempo
    por Elvio René

    El tratamiento de la muerte en Para las seis cuerdas
    de Jorge Luis Borges

    por Santiago López Navia

    Antología de textos
    Selección: Susana Lastra


    BORGES, LA LECTURA Y LOS SUEÑOS

    TERESA MARTIN TAFFAREL

    Las lentas hojas vuelve un niño, y grave,1
    Sueña con vagas cosas que no sabe.

    "La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido", dice Borges, refiriéndose tanto a la lectura como a la escritura, que no son actividades diferentes, sino que se identifican en un solo acto creativo: el lector está reinventando lo que el escritor ya ha inventado, y aun cuando las distancias geográficas y temporales impidan que se conozcan, ambos se encuentran creando el texto en esa comunión que acontece en un instante único. La invención, fruto del sueño, es la que permite al poeta, en conflicto con la implacable realidad, emprender el camino hacia el conocimiento, el centro, la clave, "descubriendo y olvidando" los enigmas del universo que intenta cifrar en el lenguaje.
              Para Borges, escribir es dar a luz, alumbrar ese material onírico concebido en el sueño o en los ensueños de la imaginación. Y esta operación supone encontrar el instrumento para establecer un orden: el cuento, el poema, el ensayo reflexivo, la escritura, en fin, ordenan el desorden del material que bulle en la mente, "pero -dice Borges- no puedo decir si el orden es impuesto o ya está latente dentro del desorden y sólo espera quedar realizado al ser repetido en la ficción".
              La poesía, pues, intenta recuperar la armonía entre los "arquetipos y esplendores" platónicos, eternos y absolutos, y la realidad, huidiza y fragmentaria. Sueño imposible, ya que no le es dado al poeta alcanzar las leyes divinas. Pero él no se rinde, y en ese empeño de aproximación al nombre original, la confusión con que se presenta el mundo lo conduce a los mitos de la creación: en el caos primordial anterior al proyecto divino, sueñan los dioses, y en su sueño se genera el origen de la vida. También el poeta, desde su propio sueño, sigue fraguando sus fórmulas humanas, aun sabiendo que son provisionales. De ahí que en el lenguaje de Borges predomine la estética de la duda: todo es y no es, las cosas pueden ser esto o lo otro… Tal vez, quizás, acaso:

    haber sentido el círculo del agua
    en el secreto aljibe,
    el olor del jazmín y de la madreselva,
    el silencio del pájaro dormido,
    el arco del zaguán, la humedad
    -esas cosas, acaso, son el poema.

    "El Sur" de Fervor de Buenos Aires (1923)

              Las ensoñaciones y los sueños tienen, en la escritura de Borges, una forma circular - reminiscencias de la estructura de enciclopedias que leyó desde su infancia, de la Biblia, de las Mil y una Noches-, que dan a su escritura dimensiones donde caben utopías, paradojas, los juegos del olvido y la memoria, en figuras simbólicas y recurrentes: espejos, laberintos, tigres, letras, la rosa, la ceguera, el horizonte… Imágenes que no sólo son signos del universo poético, sino verdaderos programas estructuradores de sus textos y de toda su obra, que atrapan al lector con la fascinación de itinerarios reveladores y siempre sorprendentes.
              Cada autor, como el hombre que sueña a un hijo ("Las ruinas circulares"), como el rabino de Praga, que sueña el Golem, es dueño del destino ilusorio de sus criaturas, cuya naturaleza, sin saberlo, comparte. Borges nos sitúa en ese abismo infinito, sueño de sueño, reflejos de reflejos en espejos enfrentados, tiempo cuya sucesión queda invalidada en una circularidad inacabable.
              En la genealogía de lectores que metamorfosean la realidad convirtiéndola en un libro, como Cervantes en el Quijote, se sitúa Borges, quien se pregunta si el niño que fue, tal vez nunca salió de la biblioteca de la infancia y toda su vida sólo fue un sueño, del mismo modo que don Alonso Quijano acaso no se haya movido jamás de su biblioteca y toda su aventura, la realización ilusoria de sus lecturas.
              Imaginemos a Borges en aquella biblioteca de la infancia. Imaginemos a Borges, en su juventud, leyendo la Divina Comedia, en los viajes del tranvía que lo llevaba desde el centro hasta el barrio donde estaba la biblioteca en la cual trabajaba. Imaginemos a Borges cuando, ya definitivamente ciego, recorría con su bastón los interminables corredores de la Biblioteca Nacional, de la que era director: él, que se "figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca".
              Perdida la posibilidad de leer, ¿qué le queda a Borges, además de buscar a lectores que le lean en su larga noche? La memoria y los sueños: los libros que sigue "leyendo en la memoria, leyendo y transformando". Y la íntima soledad de soñar y despertar.

    1 Jorge Luis Borges, "Lectores", de El otro, el mismo (1964).

    TERESA MARTIN TAFFAREL (Buenos Aires). Reside en Barcelona desde 1983. Licenciada en Filología Hispánica. Profesora de técnicas de escritura (cuento y poesía) y de formación literaria en l'Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès y en el Col·legi de Doctors i Llicenciats. Ha publicado El tejido del cuento (2001); Caminos de escritura (2003); Vida, secretos y costumbres del mundo encantado de las Hadas (2003); Jorge Luis Borges: la escritura del mundo (1999); Trayectoria poética de Pablo Neruda (2004); y los libros de poemas Mínimo equipaje (2003), Lecciones de ausencia (2005) y Del tiempo y la sombra (2009).