ALGA Revista de Literatura
nº93-94 - Año 2025




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Enric Velo
  • Lucía León
  • Goya Gutiérrez

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    Foto tomada en Lijiang, China que forma parte del
    espectáculo Impression de Zhang Yimou

    Por Craig Martin Getz


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Poesía - Colaboración Especial

    JOSE LUIS PARRA

    JOSE LUIS PARRA (Madrid, 1944- Quart de Poblet, Valencia, 2012). Aunque trabajó como administrativo y en tareas ocasionales de edición, siempre se dedicó básicamente a la escritura de poesía, y se movió en los ámbitos literarios de la ciudad de Valencia, donde transcurrió la mayor parte de su vida. En 1989 recibió el Accésit del 1er Premio Villa de Mislata por el poemario Más lisonjero me vi. Publicó a lo largo de su recorrido 12 poemarios y póstumamente se publicó la antología poética Cimas y abismos (Renacimiento, 2012) con poemas publicados hasta el año 2000. Su última obra, Inclinándome (Pre-textos, 2012), es considerada por el crítico J.L. García Martín "una de las más conmovedoras de la poesía española de los últimos años". Sobre su poesía se dice que es descarnada, pero lúcida, y que conserva el humor y la ironía junto a una dicción elegante. Parte de su obra ha aparecido en revistas literarias (Turia, Papel Elefante, La siesta del lobo, Ultramar) y en webs, como El Rincón del Haiku.

    ESPEJISMO TRAS UNA NOCHE DE LLUVIA

    Por la noche, una lluvia mansa,
    casi angélica,
    derramó fragancias en el barrio humilde;
    puso alas al abatimiento
    del mundo,
                        y al mirar
    por la ventana, en la mañana fresca,
    disipadas las nubes,
    era más alto el cielo e insondable.
    Nadie en la calzada,
                                    salvo dos
    o tres gorriones
    saltando entre los charcos,
                                               el jolgorio
    goteante
    de los jilgueros en sus jaulas.
    Ni el rumor de la industria ni el zumbido
    del tráfico.
                     Silencio.
                                   No alentaba
    el negocio, el afán, el ajetreo.
    Ligera, la conciencia se expandía
    como un cántico en la luz,
    liberada de culpa,
    remoto el más tenaz remordimiento.
    Se hizo, por fin, camino, la inhumana
    carretera, y dejaban las pisadas
    sus huellas en la aurora.
    Mis ojos,
                    asombrados,
    no se cansaban de mirar, mirar, mirar,
    y veían,
              veían jubilosos,
    bebiendo transparencia.
    Sin nombre y sin edad,
    respiraba las aguas lustrales del bautismo.
    Por un instante, todo fue posible.
    Parecía que el mundo comenzaba.

    De Del otro lado de la cumbre, 1996


    CRAIG MARTIN GETZ

    GROTESCA

    Latente en la penumbra, congelado,
    tantos años recluso protegiendo mi sueño,
    para ti he preservado mis sabores más hondos.

    Envejecido y rancio,
    aún guardo, virginal, la pasión que bullera
    cuando manos de amor, con el fuego primero,
    cocinaron mi vida.

    ¿Eres tú quien ahora misteriosa te afanas,
    revolviendo cacharros ya del todo inservibles
    en la vieja cocina?

    Y este soplo tan tibio que de pronto me invade,
    ¿es tu beso, princesa, que por fin al durmiente
    poco a poco deshiela?

    Ya no quedan princesas.
    No es un cuento la vida. Por el largo pasillo
    los ratones se alejan. ¿Me dejó sin corriente
    esa mano anhelada?

    Qué cruel paradoja: me calienta la muerte.
    Tantos años recluso protegiendo mi sueño…
    Cómo aprieta el calor, qué deprisa me pudro.

    De La pérdida del reino, 1997

    NOCHE TRANSFIGURADA DE 1974

    A Pepa Conesa

    Pensamientos de muerte rondaban mi cabeza.
    Finales de febrero, una noche de luna.
    ¿Se notaba tal vez la primavera?
    Me había sacudido tu pálida belleza
    en el andén de la estación. La muerte
    de un familiar querido rondaba mi cabeza.
    De pronto, inesperadamente, entraste
    en el vacío departamento. Solos
    tú y yo. No sé cómo empezó
    todo. Charlamos con la luz
    apagada, tu rostro
    iluminado por una luna obsesionante.
    En aquella penumbra lunar, transfigurada
    refulgías como una hermosa
    aparecida de otros tiempos.
    Charlamos, charlamos, charlamos.
    Dentro de mí una oscura plegaria insistía
    rogando que esa noche durara para siempre.
    Al llegar a Madrid nos despedimos.
    Atontado, nervioso, ni siquiera pedí tu dirección.
    Tambaleante, como borracho, drogado por ti
    recorrí la distancia que me separaba de la casa
         de la muerte.
    Cuando llegué, bajaban
    la caja abominable dando sordos
    trompicones por la estrecha escalera.
    Todo era lúgubre, sombrío, susurro de sollozos.
    Y no encontré donde posar los ojos
    que no fuera recuerdo de la vida.

    De La pérdida del reino, 1997

    De Cimas y abismos (Antología), Ed. Renacimiento, Sevilla 2012


    De la colección "Patterns lighting"

    ENRIC VELO

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