ECO PRIMITIVO
Tal vez sea el fluir de la sangre
en las venas, puedo escuchar
su eco primitivo.
El estruendoso silencio del vacío,
la piel que grita cautiva,
la imagen sellada por el sol,
el sabor a cobre repentino.
Tal vez tu caminar insufle aire
a mis pulmones, como sábana
henchida en la azotea, herida
de sal y cielo.
Tal vez no halle la manera
de decirte lo que siento,
es imposible definir un vórtice
pero me gustaría que supieras
que soy ave en tu parpadeo,
que soy plegaria en tu orilla,
que eres pulso en la quemadura.
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EL NIDO
Al fin encontramos un nido
donde comenzar una nueva vida,
con la luz sanadora de la aurora
y vistas a un enorme pino canario.
Tiene dos baños de colores amables
y muebles a juego,
la cocina se abre al comedor
como quien recibe a un viejo amigo
y una de las habitaciones desnuda
se viste de prosa ácida
y versos festivos.
Allí pondremos nuestra orquídea
y allí nuestro cuadro, dices
con los ojos enarbolados de futuro
y la sonrisa de la niña de la foto.
El notario nos acerca la Escritura
mientras tu mano aprieta la mía.
Viviría en cualquier sitio
en el que estuvieras tú.
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