MI BOCA
Mi boca
eligió no madurar
y no teme,
ni se sabe proteger,
ni huye cabalgando a media noche de la herida.
Mi boca,
malcriada e insensata,
se ha pinchado alguna vez
con el huso afilado de otros labios,
con el ápice incisivo de otras lenguas,
con las grietas de las rocas
de los sexos,
cóncavos:
huecos huérfanos de rosas
Y yo lloro y la consiento
y se deshace
quiere amar sin dirección.
En el agua calcinada de los pozos
o en la hondura de las ciénagas con flores,
mi boca
-rosa de carmín naíf-
flota abierta,
humillada, deshojándose de rabia;
el parpadeo incrédulo
sobre la transparencia letal de los espejos.
De Cuando rompe la mar
Bajamar editores, Gijón, 2024.
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ARQUERÍA
Se necesita al menos un arco y una flecha.
Se necesita algo capaz de sostener.
Se necesita odiar para tensar la cuerda.
Afilar la punta de la flecha,
darle forma y voz al pensamiento.
No dudar; atravesar el cielo.
Se necesita errar,
y, aun así,
mantener la fe en la trayectoria.
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