ALGA Revista de Literatura
nº93-94 - Año 2025




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Enric Velo
  • Lucía León
  • Goya Gutiérrez

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    Foto tomada en Lijiang, China que forma parte del
    espectáculo Impression de Zhang Yimou

    Por Craig Martin Getz


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Poesía

    ÁNGELA SERNA

    ÁNGELA SERNA. Castellana de nacimiento (Salamanca) y vasca de adopción (Vitoria-Gasteiz). Entre sus poemarios publicados cabe destacar: De eternidad en eternidad, Luego será mañana (en otra habitación); Definitivamente polvo; PASOS, el sueño de la piedra/Urrastsak, harriaren loa; La desmesura del círculo/ La démesure du cercle; Máscaras para no enloquecer; Cómo salir del palimpsesto (retrato de un poeta); No todo es haiku; Ser palabra desnuda. ¿Quién es esta mujer que pasa? (Antología de 2006 a 2011); Próximamente aparecerá Ese lugar llamado Nunca (Ed. Olifante).

    LA ESTRELLA DE MAR

    Desde Man Ray y Desnos

    Ante un café a la hora del Angelus, la vendedora de Man Ray
    y el hombre de la estrella de mar soñada por Desnos
    en noches de ausencia.

    Sola, en un frasco transparente, la estrella inerte parece
    querer bailar la Carmañola, mientras una mano
    en el ángulo opuesto

    (-O sole mio-)

    acentúa la lividez de quien contempla.

    Dos soledades, acaso tres,
    en una estepa a la hora
    en la que el mundo despierta
    acunado por el sol y el rocío,
    en una mañana de resaca,
    de estrellas de mar y cielo
    recomponiendo una historia
    más propia de un tango
    que del vals que, en sordina,
    inunda la estancia vacía.

    Si no fuera por la presencia
    de una cama, de una flor
    y de una melancólica mirada.

    "LA MUERTE DE MI MADRE ME HIZO MÁS LIBRE"

    Con este título, u otro similar, -no
    recuerdo bien-, tropecé ayer en una
    librería del centro.

    Por ahora,
    (mi madre es muy mayor)
    sigo leyéndome en El corazón
    del daño, de María Negroni. Y en Las
    hijas horribles
    de Blanca Lacasa Carralón.

    AL SUR DEL DESEO

    Eran entonces
    fluviales los besos.

    Era el tiempo manos
    y morse a deshoras.

    Manantial candente,
    era la noche.

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