SOLSTICIO DE INVIERNO
Cae el sol con premura en el azul;
se alargan las sombras, dedos famélicos
que se agarran al suelo
porque no desean abandonar
las piedras y la luz que las cobija.
Es la noche la reina,
coronada de lunas
y apacentando estrellas,
la que ordena y construye en este día
el mundo y sus contornos.
Miles de años se agolpan en dólmenes,
menhires, arcos ojivales
y dinteles de dura piedra
que el hombre edificó
a mayor gloria de los dioses,
de los cielos donantes
de la luz y la vida,
Se repiten los ritos y las celebraciones,
otros dioses y mitos han venido,
son otras las luces y otras las piedras
que adoramos, también son otros
los vínculos con nuestra madre Tierra.
El solsticio de invierno nos invita
a mirar hacia el cielo,
a reunir a la tribu alrededor del fuego
y a darnos con fervor la mano
para así desearnos
que los astros nos deparen una buena caza.
Por ello demando piedad
para el que solo junto al fuego
mira la luna y las estrellas
y no tiene más mano que estrechar que las suyas.
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