ALGA Revista de Literatura
nº88-89 - primavera 2023
40 aniversario / 1983-2023




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Enric Velo
  • Lucía León
  • Goya Gutiérrez

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Iglesia de los Franciscanos (Lucerna, Suiza)
      de Enric Velo


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Libros comentados

    CARLOS FERRER

    CARLOS FERRER ejerce la crítica en el suplemento literario Arte y Letras del diario Información de Alicante y en la revista quiteña Rocinante. Académico por la Academia de Artes Escénicas de España y miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios, ha publicado artículos en revistas de Bulgaria, Brasil, México, Serbia, Nicaragua, Ecuador, Uruguay, Colombia, Chile y España; es responsable de la edición de la antología de relato Ecuador en corto (PUZ, 2020) y de las antologías poéticas de Antonio Machado Soñando caminos y de Miguel Hernández Me llamo barro, impresas por la editorial ecuatoriana Libresa. Ha escrito la biografía teatral del narrador ecuatoriano Pablo Palacio, publicada por la Universidad Nacional de Loja, y ha sido jurado en premios como el Ciudad de Villajoyosa 2007, Azorín 2016 y 2022, Ciutat d'Alcoi 2016 y 2019, Enric Valor 2019-2022, Antoni Bru 2017 y el Premio de la Crítica 2017.

    Cortázar y los libros
    de Jesús Marchamalo
    Editorial Cátedra, Madrid, 2022
    Ensayo, 128 pp.

    Dos desconocidos. El genial Julio Cortázar. El periodista Jesús Marchamalo (Madrid, 1960). El segundo, lector del primero. El segundo, visitante de la biblioteca del primero. La biblioteca del primero, la de la parisina calle Martel, la de los 4.000 volúmenes, depositada en la madrileña Fundación Juan March. El diálogo con la biblioteca de alguien es la mejor manera de conocerlo. Esto no lo dijo ni el primero, ni el segundo. Lo dijo Marguerite Yourcenar, a quien el primero tradujo Memorias de Adriano, a quien el primero nunca conoció personalmente. Otros dos desconocidos que se enhebran y se imantan.
    Marchamalo analiza el rastro y las huellas de Cortázar en los libros de su biblioteca en la publicación que firma titulada Cortázar y los libros (Cátedra, 2022). Marchamalo comienza con la firma de Cortázar, ya que el escritor argentino era proclive a firmar los libros que adquiría y a indicar también la ciudad. Ginebra, Nueva York, Londres, Viena. J. Florencio Cortázar, Julio Florencio, Julio Denis (con el que firma su poemario de 1938 Presencia), Cortázar, Julio Cortázar, Julio C. es el catálogo de su rúbrica.
    Cortázar, admirador de Keats, entendía los márgenes de los libros como un espacio para la apostilla, para la anotación, incluso para la queja como cazador de erratas que era, según se comprueba al final de su prólogo al libro de Juan Gelmán Silence des yeux, donde anota "Massacré" en relación a la proliferación de letras trastocadas. Marchamalo dedica varias páginas a los libros de Lezama Lima, cuya literatura encandiló a Cortázar desde el prohibido Paradiso, tan repleto de erratas que el propio Cortázar y Carlos Monsiváis se encargaron de preparar una nueva edición en la mexicana Era en 1968. Conocido en la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina) como profesor Largázar por sus ciento noventa y tres centímetros de altura, aficionado a los libros de vampiros y fantasmas, afición que concuerda con su alergia al ajo, Cortázar poseía la Ilíada y la Odisea en publicaciones de la editorial Prometeo, en las que anota "traduce con mayor perfección Segalá". En la edición de Cántico de amor y muerte del abanderado de Rilke, que por un clamoroso error de imprenta contiene la mitad de sus páginas en blanco, Cortázar apunta jocoso en una de ellas "esta es la parte más sustanciosa del prólogo de Jorge Nelke". El autor de Rayuela también subraya, como es el caso de la frase "la resistencia del hombre a convertirse en combustible social" del libro de Antón Arrufat Los siete contra Tebas subraya la frase.
    Marchamalo indica que uno de los libros fetiche de Cortázar era Opio. Diario de una desintoxicación de Jean Cocteau en Ediciones Ulises, comprado en Buenos Aires cuando tenía 19 años, leído de un fascinado tirón y conservado en su biblioteca desde entonces. También García Lorca encantó al autor de Bestiario, sobre todo los poemas "Aurora", "Vaca" y "Oda a Walt Whitman", junto a los que escribe "estupendo", "bárbaro", "¡poesía!" respectivamente. No obstante, es El arco y la lira el libro más anotado según Marchamalo, con decenas de paréntesis, observaciones y subrayados, quizá por la amistad entre Paz y Cortázar.
    La biblioteca de Cortázar depara numerosas ausencias, entre las que mencionamos las de Cela, Miguel Delibes, Maupassant, Albert Camus, Duras, Beauvoir, Tolstói, Turgueniev, Ana María Matute, Francisco Umbral, Ignacio Aldecoa, Uslar Pietri, Manuel Puig, todo ello quizá debido a sus numerosas mudanzas y a las donaciones de libros, como la que hizo a la biblioteca de Managua. Sí que están, por citar algunos, Yourcenar, Calvino, Defoe, Dickens, Machado, Hölderlin, Conrad, Musil, Faulkner, Alberti, La destrucción o el amor de Vicente Aleixandre, Macedonio Fernández, Gide, Felisberto Hernández, Vladimir Nabokov, Lewis Carrol, Juan José Arreola, Dinesen, Verlaine, E. M. Forster, Alfonsina Storni, Francisco Ayala, Max Aub, Pedro Salinas, Bioy Casares…
    Marchamalo no solo desvela las dedicatorias a Cortázar de García Márquez, Pizarnik, Vargas Llosa, Roque Dalton, Pablo Neruda, Daniel Devoto, María Zambrano, Caballero Bonald, Gonzalo Rojas, Elena Poniatovska, Virgilio Piñera, Augusto Monterroso, José Ángel Valente, Juan Carlos Onetti, sino que también comenta la distante relación por cuestiones ideológicas de Cortázar con Borges, a pesar de la admiración literaria y de la presencia de una veintena de libros borgianos sin dedicatoria en la biblioteca cortazariana, casi todos también sin anotaciones al margen. Por contra, nada distante fue la amistad con Carlos Fuentes, como señala Marchamalo, quien concluye su ensayo con la amistad reanudada entre Cortázar y el poeta Valente. Este libro, una delicia para los curiosos cortazarianos, debe conllevar la reanudación de nuestras lecturas de Julio Cortázar, entonces habrá valido la pena.

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