POEMA 1
He visto a un joven colgando
De una garra de hierro
Como un tronco talado
En alto
Para escarnio y temor
He oído a un senil
Hablar de ofensas divinas
Por proteger a madres y a otras
¡Qué locura! ¡Qué soberbia!
¡Qué pecado! ¡… dolor de tripas!
¡… ganas de vomitarle al cuerpo!
Lo he visto
Alzado en la grúa
Y no puedo dejar de verlo
Sin rostro
Sin savia
Ayer fuerte y vivo
Y seguiremos viéndolo
Hasta que Infierno mane de Tierra
Para tragar al viejo diablo
Que una noche escapó de las tinieblas
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POR 20.000 DÓLARES
¿Por qué no cogisteis al demente por los cuernos
cuando erais chicos y el astado menor?
¿Por qué lo rescatasteis de la muerte?
lo salvasteis de caer al abismo de su infierno?
¿Tendrán que volver los dioses del Olimpo a castigarnos
por arrastrarnos por el fango de sangre una vez más?
¿Tendrán que volver a arrancarnos las ramas putrefactas
que contagian de horrores y envilecen
los logros de las buenas gentes?
¡Que se quiten los turbantes y los extiendan cual alfombras
para que las almas inocentes,
si quedan,
nos salven de esos locos que creen hablar por Dios.
¡Sí!
¡Dime que blasfemo!
que violento a las palabras!
que las fuerzo a revolcarse en tus oídos!
que rebotan en el frontón de tu cabeza!
¡Sí!
¡Dímelo!
¡Dímelo una vez más!
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