YA NO LLUEVEN SUEÑOS EN TU PIEL
Si pudieras gritarle al viento
desde esa tabla de náufraga,
pedirle que encienda el universo verde
que en ti se apaga
y extasiarte con la luz
que un día te robaron.
Ya no llueven sueños en tu piel,
ni música, ni aromas, ni caricias,
ni luces altivez, hermosa dama;
en ese lado oscuro del balcón
donde la noche te habita,
tus heridas están sangrando.
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LAS PALABRAS DEL AGUA
La calle atrapa el silencio de un atardecer
que se oculta entre las sombras.
Los caminantes trazan dibujos con la estela de su aliento
mientras la nada mantiene las puertas abiertas
a un cobijo que abriga los besos de escarcha,
el vacío,
la temida calma.
Perdidos en su pasado,
viajan con ciega mirada,
descuidando caricias,
olvidando que existen las palabras del agua,
la luz de la noche,
el calor del fuego,
el corazón de la brisa,
la ternura del alba.
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