ALGA Revista de Literatura
nº87 - primavera 2022




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Enric Velo
  • Lucía León
  • Goya Gutiérrez

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Absolutament TOT apunta al centre
      de Carme Just

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Poesía

    MARIAN QUINTILLÁ

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA. Ver: http://www.poesiaalga.org/

    A ARIADNA

    "¿Lo creerás, Ariadna? - dijo Teseo -.
    El minotauro apenas se defendió."
    Jorge Luis Borges

    Si se puede elegir, yo te imagino gozosa en los brazos del dios
    allá donde el Mediterráneo siempre brilla,
    escanciando una copa de vino del color de la sangre de Asterión
    con la complacencia del trabajo hecho.
    A veces, la distancia entre la vida y la muerte es un hilo;
    el puente entre el horror y la libertad, una cuerda
    firmemente aferrada
    que desafía al desgaste en las aristas
    de los recodos,
    que se adentra despacio en la penumbra
    del laberinto
    para enfrentarse cara a cara con el monstruo,
    destruir la maldición
    y volver.
    Y recostada ante el mismo mar
    levanto mi copa granate celebrando tu astucia,
    la que sometió a Dédalo y al toro,
    la que arrebató a Minos el cruel instrumento
    de su venganza insaciable
    y preservó a Teseo.
    En este crepúsculo magnífico,
    al evocarte pienso que es, quizá, el amor
    la más infalible de las brújulas.
    Y clarividente te recreo,
    sabia compañera de Dionisio en un jardín que debería existir
    - ni siquiera estarás interesada en los variados chismes
    que sobre ti se cuentan,
    todos ellos tratando de desmentirse unos a otros -,
    señora de las noches templadas bajo el cielo regido
    por la corona boreal de tu coraje.

    ACTO DE FE

    Me pregunto cómo eran los encuentros
    del hombre primigenio con su rostro
    en las aguas del lago.

    Quién sostiene el espejo a las mariposas
    para que puedan verse las alas.

    La última vez
    que abracé a mis muñecas
    no me di cuenta
    de que era

    la última vez.

    Mientras corría,

    se iban cayendo los objetos

    de mis bolsillos

    y yo solo miraba hacia delante.

    Sentada al borde del camino,
    todos los duelos son el mismo duelo:
    el del ángel magnífico y carnal
    sintiendo en la penumbra
    el mordisco del tiempo,
    revolviéndose en busca del amor inmortal
    y hallando,
    como brutal respuesta,
    la atrayente llamada de los acantilados,
    que se lo ofrecen todo
    siempre que esté dispuesto

    a
    saltar.

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