ALGA Revista de Literatura
nº86 - primavera 2022




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Remnants de Kayoko Tomono


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Lecturas. Textos comentados

    MARIAN QUINTILLÁ

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA. Ver: http://www.poesiaalga.org/



    Las cimas del mar
    de Lucía León
    In-Verso ediciones, Barcelona, 2021
    Poesía. 72 páginas

    Iniciaré esta reseña diciendo que, de algún modo, un poeta se viste con sus versos y se desnuda en ellos. Al respecto, no puedo dejar de citar el verso con el que Gloria Fuertes concluye su poema "Prologuillo": Esto no es un libro, es una mujer. El poemario "Las Cimas del Mar", de Lucía León (Valencia, 1954), con su delicada consistencia, nos permite sumergirnos en el mundo íntimo de su autora, habitar durante un tiempo en su particular planeta y convertirnos un poco en lo que no podemos ser: ella. Y en el encuentro con esta mujer a través de su expresión más misteriosa - su poesía - resuenan naturalmente registros universales que quienes la leemos podemos reconocer en nuestro interior.
    No es fácil elegir sobre qué partes del rico universo que se nos despliega en "Las Cimas del Mar" enfocar la mirada. Me he decantado por cuatro aspectos que tengo la impresión de que podríamos considerar particularmente significativos de esta poeta y de su obra.
    El primero, la afinada sensibilidad con la que percibe y también se expresa. El lenguaje es cuidado, modulado, tejido con palabras cuya forma y textura se paladean, escogidas por su significado preciso. Nos devuelve continuamente a los sentidos con imágenes bellas, sugerentes y sobrias - Deslizar el dorso de los dedos / perseguidos por el tacto no olvidado, / sobre el desgastado lomo" ("Enciclopedia") -. Crea una atmósfera delicada, pausada, compleja, evocadora, en la que la sutileza es la que vertebra el poder de la obra. Llama la atención cómo, en Lucía, el poder es sutil y la sutileza, poderosa. Esta crónica de la plenitud real está inevitablemente fundida con la belleza y el goce como sustentos del alma - guíame por tus caminos / de tornasoles amables, / y yo retornaré a casa / transida, transformada" ("Mis horizontes") -.
    Otra característica también representativa y aguda de la obra de Lucía León es el modo en que atrapa los momentos, incluso los instantes, captándolos con una fascinante profundidad a través de una presencia ecuánime, de la contemplación del mundo exterior y las propias vivencias internas con los mismos ojos nobles y veraces - Poseí la esencia pura / un brevísimo instante, / retuve el aura / el tiempo escaso que nos lleva un latido ("Evocación"). Nos presenta una y otra vez el momento como síntesis de la existencia - Suspender esa imagen / que serena la inquietud / y templa el interior" ("Puesta en Pals")-.
    En sus poemas, la autora camina y mira con una actitud naturalmente contemplativa, de la que se desprende una espiritualidad espontánea dedicada a captar la esencia - Quietos, no retiréis el velo de mis ojos, / dejadme habitar en este crepúsculo" ("El velo de mis ojos"). No hay nada estridente. La pasión se expresa a través de la profundidad, y lo que se desprende es la aceptación, que no excluye el dolor, el temor, la pérdida o la lucha - Este adentro mío, / tejido de figuraciones, / de imprecisos bordes, / me dice, casi en inaudible susurro, / que donde yo acabo / empieza a un tiempo / el frío helador del abandono ("Nueva morada") -. Hay tal vivencia de unión íntima entre Lucía y el entorno - sea ese entorno la naturaleza pura, la arquitectura que habitamos, el lomo de un libro o el salón de su casa - que en sus poemas se vuelve reiteradamente hacia él para tomar tierra, sentirse a sí misma, serenar la mirada y reafirmar en el contacto la propia fuerza.
    Nos sumerge en un espacio de soledad y silencio - Yace el silencio / tendido en mi costado / y si convoco al estruendo cotidiano / a veces / me confunde la conciencia ("Donde el silencio") - en el que el pasado y la mirada hacia el futuro, lo vivido y los seres queridos de todos los momentos de la vida - para quienes el reconocimiento y la lealtad son absolutos -, están inmersos en el presente: lo impermanente se realiza en lo eterno, en ese 'eterno' que ya está teniendo lugar. Mientras ella es al mismo tiempo protagonista de su verbo y cronista ecuánime de la experiencia - el rumor del arroyo / y las conversaciones / en voz baja de mis sabios / o mis muertos queridos, / de palabras quedas / en murmullos / solo en mi interior latiendo ("Donde el silencio") -.
    Para finalizar, elegiré referirme a que, a lo largo de la obra de Lucía, el avatar de vivir no es abordado como un problema que requiera solución sino como una experiencia, un tránsito creativo, que precisa de estar presentes, con la consciencia pura y la actitud de entrega. Sin queja ni reproche. Con gratitud, impecabilidad, entereza y, desde luego, coraje.
    Es "Las cimas del mar" un libro en el que se aúnan la delicadeza y el buen hacer con la desnudez refrescante de lo sencillo, un viaje a través de las distintas capas de lo particular, la naturaleza y lo humano que despierta suavemente nuestra sensibilidad a lo profundo y a lo sublime.

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