Éxodo y otros poemas
de Jaime D. Parra
Parnass Ediciones. Barcelona, 2021
Poesía. 132 páginas.
Apuntes sobre la poesía de Jaime D. Parra
ÉXODO O LAS SÍLABAS DEL DESIERTO
ÉXODO es uno de los últimos libros de Jaime D. Parra, junto con Wyoming, que le sigue. El título lleva implícita la idea de viaje, de camino, de salida y ya se abre con unos versos que marcan el tono y el sentido de toda la obra: "VERDE, LA ESTANCIA: /La lámpara /Es la que alumbra por dentro. /Detrás una puerta. / Entreabierta/. Otro lado". Hay aquí una clara alusión al "espacio verde" y a ese color litúrgico y espiritual en la filosofía oriental, tomando como punto de partida la obra de Sohrawardî, donde el verde es el color del firmamento espiritual. "La lámpara", objeto que alumbra, es una proyección de su luz hacia el interior. Es dentro donde buscamos entonces la luz, la claridad, el autoconocimiento. "Detrás una puerta" alude al acceso a otra realidad, nos conduce a ver más allá, nos empuja a cruzarla, a transitarla, nos anima al viaje o nos sugiere el misterio. El poeta invita, así, a descubrir aquello que está más allá de lo visible, aquello que trasciende. Ese "Otro lado".
A partir de este primer poema penetramos en las distintas hojas o fichas del libro, y enseguida leemos: "El DIABLO ESTÁ ENTRE MIS PÁGINAS BLANCAS", sentencia que sacude y abofetea al lector, pues ese ser turbador, asociado a la oscuridad, a la sombra, aquí se halla entre las páginas blancas, níveas. Es casi un oxímoron. Y tras descubrir, no sin cierto recelo, que el diablo habita estas páginas, o se esconde en ellas, sentencia: "SOLO TE PIDE TU ALMA, ENTRÉGASELA Y DUERME". ¡Terrible consejo, o, tal vez, ironía del autor! Pues dormir es habitar de manera inconsciente el mundo, olvidar: es no ver. Dormidos sin alma, algunos transitan esta vida convertidos en zombis, muertos en vida, son hombres huecos, hombres rellenos, que dijera Eliot. El autor vuelve entonces sobre las hojas en blanco y los papeles e inicia un juego polisémico. El papel es lo que cada uno representa y el papel como hoja en blanco que nos convoca a la escritura: "EL DIABLO ESTÁ EN VUESTRO PAPELES MÁS QUE EN EL ABISMO".
Siguiendo ese hilo de múltiples sentidos, símbolos y palabras, el poeta se adentra en el desierto, con distintos tonos caligráficos: "El desierto es una persona/(una mujer en este caso) / si /Las personas son el desierto /Las personas del desierto /Las sílabas del desierto". Esto nos lleva a la poética de Edmond Jabés, autor del Libro, del Desierto, del Éxodo. Desierto como página abierta, como viaje, como búsqueda o como soledad que incumbe a la vivencia interior, necesaria para encontrar el sentido de la existencia: "(Y el sol como un punto negro en el centro del universo)", señala. En este verso y a lo largo del libro Jaime D. Parra alude directamente a la nigredo, sol negro que brilla desde el abismo más profundo del alma del hombre, iluminando los mundos internos del inconsciente. Nigredo: primera etapa de la gran obra alquímica antes de alcanzar, la albedo y la rubedo o hallar la piedra filosofal, que no es otra cosa que la trasmutación personal y espiritual de la tradición hermética.
Externamente solo vemos cosas cotidianas, pero interiormente vemos orientaciones espirituales, que nos remiten a la prevalencia del espíritu sobre la realidad material. Dedicado al estudio de la poesía, a la lectura ávida de los poetas que lo anteceden y también a los contemporáneos, el autor traza aquí sus intereses y su afán de evolución en lo espiritual, poéticamente. Es necesario afinar nuestra capacidad de ver y escuchar, para captar aquello que se esconde tras los colores y los objetos, para cruzar las puertas y dilucidar las grietas luminosas hasta alzar el vuelo o asistir a los sutiles fogonazos internos. Transitar el exilio y el desierto es atravesar este libro. La escisión que llevamos dentro se resuelve entonces: cuando todo se une o se junta como hizo Isis con Osiris: es en ese momento cuando alcanzamos la completud o el estado de especial. Éxodo es entonces un camino hacia la unidad. Un viaje hacía el sí mismo. Un deseo de reencontrar los nombres en el lenguaje de los hombres, una inmersión que subyace en la concepción cabalística de la naturaleza de la oración, según Scholem, tiene lugar. (No olvidemos que Jaime D. Parra es también autor de Místicos y heterodoxos, y ese lenguaje y conocimiento opera de manera profunda y acertada en sus otros libros.) Surge entonces, a tono con el mundo bíblico, o con el mundo cabalístico, el exilio de su sejinah un espacio para la belleza aún dentro de la desdicha.
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