ALGA Revista de Literatura
nº86 - primavera 2022




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Remnants de Kayoko Tomono


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Lecturas. Textos comentados

    GOYA GUTIÉRREZ

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA y dirige la revista ALGA desde 2003.
    Ver http://goya-gutierrez-lanero.com/



    Esperando mi vida
    de Linda Pastan
    Ediciones Igitur.
    Castellón de la Plana, 2021
    Poesía 110 páginas

    La Editorial Igitur publicó en el pasado año la antología "Esperando mi vida" de la poeta norteamericana y de origen judío Linda Pastan, con un extenso y acertado prólogo de Rosa Lentini, y la traducción repartida entre Rosa Lentini la primera parte y Jonio González la segunda sin que el resultado carezca de calidad y homogeneidad.
    Linda Pastán nace en Nueva York en 1932 el mismo año que Sylvia Plath. En el prólogo se hermana a Pastan con otras poetas como Eslisabeth Bishop, Muriel Rukeyser, Anne Sexton o Margaret Atwood, entre otras, formando un Movimiento puesto que todas ellas parten de parecidas premisas como que el lenguaje poético puede llegar a ser un medio de conocimiento tanto de sí mismas como del entorno. En el caso de Linda Pastan publica su primer libro a los 39 años y le seguirán 15 poemarios más, además de numerosos ensayos, siendo galardonada con media docena de Premios. Para ella como para sus contemporáneas, todo es sensible de convertirse en poesía. Si bien la claridad en el lenguaje no elude la ambigüedad que le es propia a la poesía. Como ellas, tratará temas de la intimidad, de la cotidianidad, la muerte del padre, el adelantarse a la propia muerte, la perspectiva de mujer con una mirada que ya no es joven, ni lo pretende, o la propia poesía.
    Es interesante observar cómo la más pequeña anécdota da lugar a un viaje poético que de pronto nos traslada a una reflexión propia o a los versos de otro poeta, y lo que parecía insignificante queda dotado de sentido. Su escritura es directa, narrativa sobre todo en el inicio y desarrollo en algunos poemas para imprimir un broche más lírico al final que enlazaría con el principio. En otros, el final suele ser sorpresivo e irónico, el tono general es sereno y contenido, y en ningún caso e incluso en los temas en que trata el conflicto por ejemplo de la relación del matrimonio, se le escapa una palabra que denote dramatismo, aunque las circunstancias a las que alude apunten a ello y, sin embargo, consigue inteligentemente introducir la crítica como en el poema "Tras una ausencia" "Tal vez deberíamos habernos sujetado/como los alpinistas/por el cable de seguridad del teléfono".(p.78) "Y me siento yo misma mayor y ordinaria/debiendo pensar de nuevo en la comida del supermercado" (p.78).
    En buena parte de los poemas Pastan despliega un genuino método poético, por ejemplo, en el poema "Voces" que se inicia con el recuerdo de Juana de Arco "Juana oyó voces/y por eso ardió" (p.32). De la historia mítica nos traslada a la cotidianidad "Mientras conduzco en la oscuridad/ escribo poemas" (p.32). Eso fue consecuencia de una multa por saltarse un stop. Seguidamente vuelve a la poesía "Un entendido me dijo/ que los escritores tienen un plazo de quince años/ luego llega la repetición,/ incluso la locura" (p.32) "A veces entierro/mis poemas en el jardín/reservándolos/para los fríos venideros" (p.33) para acabar con "De todos modos/ te quemas por ello". Juego de asociaciones y de curvas en el discurso del pensamiento que implican tanto al sujeto poético en su condición de poeta como al lector.
    Otro de esos poemas extensos muy logrados es "Reflexiones junto a la estufa". El sujeto poético se sitúa en la cocina, en una cotidiana sesión de elaborar la masa. "He acumulado los fuegos/de mi cuerpo/en una hoguera pequeña pero permanente/aquí, en la cocina". (p.47). Todas las pequeñas cosas como si fuera un juego o un sueño de la niña que duerme, adquieren vida propia, la masa, el mantel es una tienda de campaña en donde la niña, que parece el alter ego de la propia poeta juegan con las palabras y sus objetos, y de pronto, aparece el elemento disruptivo, un pájaro deslumbrado se estampa contra el cristal de la ventana, pero eso que es una forma de introducir la tensión dramática queda apaciguado por el siguiente verso: "Los ojos inocentes no ven nada, dice Auden". (p.47), para trasladarnos seguidamente al jardín de Eva, cansada de jardines "deseando vivir plenamente" (p.48). El poema parece estar pensando a la poeta y como a ella nos lleva de un lugar a otro, una especie de titubeo entre la inocencia y esa Eva que quisiera pasar por encima de la culpa y vivir la pasión, sin preocuparse de la masa que puede rebasar los bordes, de la niña que llora, de esas obligaciones que nos resitúan en un destino o una actitud frente a la vida y al deseo, pero al final la poeta confiesa "Hoy me siento más prudente que el pájaro./Sé que la ventana me mantiene encerrada,/que cuando la abra/los perfumes del jardín me inquietarán./Y he acumulado los fuegos de mi cuerpo/en una pequeña y doméstica hoguera para otros,/para calentar sus manos durante un rato". La elección está mucho más clara que su deseo, el sujeto poético elige la opción de la poesía en donde se imprimen esos fuegos acumulados. El final alude al poema mismo, y a su concepción poética, hacer de lo pequeño, desde su humilde universo doméstico o anecdótico, sin olvidar la perspectiva feminista, poesía universal.
    Poesía de la vida. Como conocimiento y como juego, que implica al lector, y cómo al cerrar el círculo cobra un sentido extraordinario lo que empezó como algo que parecía sencillo o trivial.

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