Sobre su superficie han reposado
pequeños cuerpos
depositados con extrema delicadeza,
muestras ocasionales de abundancia,
la mínima imagen de un libro,
el cuaderno y su lápiz.
Ha acumulado muchos años,
tantos que le costaría fijar lo vivido
a su década correspondiente.
Hoy la rodeamos con gesto
de mutua aceptación,
con risas y proximidad de brazos,
afanoso baile de manos locuaces,
rápido tanteo de ojos
y enérgicas miradas de plato a comensal.
Orgullosa conocedora
de todo lo que han albergado y sostenido
sus cuatro vigorosos soportes,
nos agradece este acercamiento
y le colma saber que todas las historias
vertidas sobre ella completan su razón de ser.
Hoy nos bendice a nosotros la mesa.
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SOMBRA
Oscuro tú, lejano,
luciendo siempre
en una bruma
mezcla de acacias y tiempo.
Alargada sombra
que no solo derrama
el paciente sol de la tarde.
Sombra desleída
por la lágrima que añora
y el desaliento
de una distancia desmedida.
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