ALGA Revista de Literatura
nº82 - primavera 2020




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Previ a la gran fuga 1, de Miriam García Troncho


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Poesía

    IGNACIO GAMEN

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA. Ver: http://www.poesiaalga.org/

    LA DEL ALBA SERÍA

    La del alba sería.
    Sin angustia, dolor ni sobresalto,
    como la flor más simple
    que se abre entre la hierba,
    tu mente ha regresado de la noche.

    Y otra vez has pensado,
    tras muchos años, ser un sueño de otro sueño.
    Tu propia gravidez,
    la cálida ternura
    del lecho, te han devuelto la consciencia

    y has abierto los ojos:
    arañaba la luz en los postigos,
    ella estaba a tu lado
    durmiendo sosegada
    y tú la contemplabas en penumbra.

    Seguirías mirándola,
    mas porfiaba la luz en las rendijas
    su llamada sutil.
    Te levantas, te abrigas
    y acudes sigiloso a la terraza.

    Amante abandonado
    en brazos de la niebla, el valle duerme.
    Los rosáceos dedos
    del alba... aureolan
    con desvaída luz las altas cumbres.

    Inerte frente a ti,
    cual perra vieja y fiel al pie del lecho,
    Pica Cravera sueña.
    ¿Qué soñarán los montes?
    ¿Qué soñarán los fieles perros viejos?

    Rechinan entre tejas
    perezosos gorriones. Los últimos vencejos
    rasgan las sombras y huyen;
    ¿a dónde? -te preguntas
    mientras el frío hiere tus mejillas.

    La niebla, sorprendida
    por la Aurora, bosteza, se levanta,
    trepa por los barrancos,
    dejando atrás prendidos
    en las rocas jirones de alma enamorada.

    El valle se despierta,
    se puebla de siluetas y murmullos
    y se empapa de luz.
    El rumor de los coches
    triza el silencio, disuelve la magia,

    y vuelves a la alcoba
    con cuidado, no quieres despertarla.
    Ella escucha la radio
    en dulce duermevela.
    Te acuestas a su lado y la abrazas.

    ¿Es tarde?
                Son las ocho.
    Pero sigue durmiendo, vida mía,
    deja que a ti me abrace
    y acompase al tuyo
    el lento y tibio ritmo de mi sangre.

    Mas apaga la radio,
    no prestes atención a los aullidos
    de esos locos licántropos
    que acechan nuestro sueño.
    Afuera nos espera la luz, la paz, la vida.

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