ALGA Revista de Literatura
nº81 - otoño 2019




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Marga Gil Roësset 1930


    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Páginas centrales

    TALLER DE LITERATURA


    Federico Gallego Ripoll


    Introducción: David Gomez-Cambronero Madrid
    Bio-bibliografía
    Selección de poemas: Federico Gallego Ripoll


    LA LUZ Y LA PALABRA

    Por David Gomez-Cambronero Madrid

    No se puede eludir, al aproximarnos a la poesía de Federico Gallego Ripoll, la impronta germinal de su primer paisaje, la doble esencia de la Mancha como comarca geográfica y territorio literario. Así, se establece como eje de su poética, junto a lo profundo de lo existencialmente desnudo, la amplitud de horizontes y la libertad de buscarse allí donde la inspiración y la vida vayan decantando su experiencia, su capacidad para percibir y transformar cuanto subyace a la realidad evidente: lo trascendente de lo explícito. La Mancha es un concepto que sobrepasa a su perímetro físico y que se concreta, de manera radical, en la diáspora de sus voces más altas. Frente a lo obvio, quizás representado por la seriedad consecuente, maleable y en cierto modo tópica de Juan Alcaide, los poetas manchegos más inmediatos a Federico, de los que tomó razón y sentido, son quienes le enriquecieron con una visión expandida y libre del territorio, que no es tierra sino ámbito de conocimiento: Ángel Crespo, Eladio Cabañero y José Corredor-Matheos, desde la antítesis de lo común, son tres diferentes maneras de extender el mundo de la poesía como contingencia de ser, tres poetas manchegos de los que aprendió que el de la poesía es siempre un camino en solitario.
    Así, ha ido desarrollando una larga carrera de sostenido crecimiento, hondura, y paulatina desnudez. Dieciséis títulos y más de doce premios reconociéndolos, atestiguan lo acertado de su itinerario, que parte de la premisa de que la poesía es el punto en el que confluyen la memoria expandida del poeta, con la específica de cada lector, creando una realidad única, intransferible y transformadora para cada individuo.
    En el conjunto de esta poesía se advierte su preocupación por el lenguaje y su interés por la musicalidad, lo metafísico, el conocimiento, la inmediatez, la introspección, la desnudez, que le hacen cómplice y rehén del ser humano. En su trayectoria no faltan preocupaciones primordiales ni temas recurrentes: la naturaleza del ser, la impermanencia, la soledad de la especie, la individualidad, el amor sosegado, la realidad dolorosa de la existencia humana, y una continua reflexión sobre la vida. Con suaves pinceladas muestra imágenes -la luz, metáforas relacionadas con el cuerpo, los sentidos- dotando a cada elemento de características de ser vivo y racional: una extensión de toda su poesía. A ello une un generalmente acusado sentido arquitectónico del libro como objeto intelectual donde la poesía se ofrece, lo que da a la suya una singularidad personalizada.
    Federico Gallego Ripoll comenzó a publicar en 1981, el mismo año en que Blanca Andreu y José María Parreño (De una niña de provincias..., Instrucciones para blindar un corazón) irrumpieron con sus Adonáis. Poemas del Condottiero también estuvo en aquella liza final, y por ser del agrado de Luis Jiménez Martos, quien a la sazón dirigía la colección, le fue solicitada su publicación en tan buena compañía. Desde aquel inicio, su poesía ha ido evolucionando independiente sin integrarse en escuelas que presupusieran una artificial tendencia hacia corrientes apoyadas. La suya es una expresión poética ajena a servidumbres, por entender que como poetas y personas somos, en esencia, lo cambiante, lo a punto de dejar de ser. De ahí su reivindicación de los poetas invisibles, más comprometidos con la vida que con la vida poética, poetas que solo atienden a ese ámbito donde la poesía acontece, sin interferencias ni previsiones ni dirigismos. Ese es el lugar de su insularidad voluntaria, donde su poesía se ha ido desarrollando apoyándose con intuición en referentes de un eclecticismo vigoroso y profundo: Lorca, Mallarmé, Rilke, Celan, Juan de Yepes, Valente, María Zambrano...
    Desde el río Azuer, en la Mancha, se traslada a Madrid y luego a Barcelona, donde se desarrolla la primera etapa de sus publicaciones, siete libros hasta 1991: es el tiempo de Anthropos, de Bauma, del Aula de Poesía. El suyo, como diría Borges, es un sendero que se bifurca: una parte permanece en la ciudad donde se hizo, la otra, tras un silencio de diez años, se retoma en la isla de Mallorca, donde, desde Ciudad con puerto (2001), su poesía se ha ido sosegando en un camino hacia la simplicidad e intensidad poéticas, consolidando ese sentido de desnudez, de fragilidad del ser humano, que entronca directamente, de regreso, con su paisaje manchego inicial.
    Federico Gallego Ripoll busca lo primordial de la realidad, un prisma a través del cual se logra entender la luz de la verdad aparente. Su heterogeneidad poética logra que, aunque apartado de las corrientes dominantes, sus versos se valoren nacional e internacionalmente. La poesía para Federico es siempre un encuentro particular entre dos; así dice en su antología Un lugar donde esperarte: "Siempre habrá un lector para un poema; por él aguardan las palabras cargadas de sentido. El lector es el lugar donde la poesía acontece." Liberado del velo metafórico de la invisibilidad, expone lo que es auténtico, riguroso, y esencial. Su poesía nos muestra un mundo real que está aquí, a nuestro lado, cuya apreciación solo depende de la forma en que queramos mirar, en que queramos ver.

    DAVID GOMEZ-CAMBRONERO MADRID. Doctor of Philosophy in Romance Languages and Literatures, University of Cincinnati (2017). Autor de In Search of Elysium: Spanish Poetry of Difference at the Dawn of the 21st Century. Actualmente ejerce como profesor de Literatura y Lengua española en la Universidad de Cincinnati.