ÉRASE EL MAR
Te hemos hecho, mar, a nuestra semejanza.
Somos dioses creando material de despojo.
Eras radiante, pero un día
engulliste la manzana de plástico.
¡Cómo brillaba al sol!
La tragaron los dos al mismo tiempo.
Hombre y mujer. El mar, la mar.
Aquí no hay una culpable.
Solo nosotros, que te dimos a probar nuestro cieno.
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TIERRA O PALABRA
La tierra que se labra, la palabra,
emerge arrebatada del silencio.
Es un mundo promiscuo. Goza impune
del aliento que nace en lo profundo.
Lentamente se eleva hasta su cima,
erige catedrales en las nubes.
Confundida de luz, de transparencia,
se rotula entre blandas humedades
y descubre la muerte a llamaradas
en la copa de un árbol incendiado.
Aprende del dolor, de la ceniza
y se vuelve a enterrar siempre más hondo.
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