CASI 100 AÑOS
Un nombre para poderse guarecer
debajo de la lluvia.
Aquilino o Andrés.
Con la sonrisa al vuelo conquistabas espacios,
los clavabas
igual que mariposas irisadas
en tu muro del tiempo.
Contabas los segundos, meses, años
para alcanzar la especie más hermosa,
la 100, la que volaba
en dos círculos mágicos
en torno al mástil que apuntaba a las nubes.
Y volaste con ella y nos dejaste, temblando, el arco iris.
Dibujabas su pálpito,
los sueños que pintaste un siglo atrás,
cuando todos dormíamos.
Vencedora del tiempo y del silencio,
tu sonrisa incendiada navega por familiares rías
hasta llegar al mar para contar las olas.
Niño de noventa y nueve años
que nos enseña a descubrir el mundo.
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