Antología poética: Jaime Siles
Introducción por Henry GIL
Selección de poemas por Jaime Siles
Introducción: IPSA SED ALTERA, ALTERA SED IPSA por Henry GIL
Biobibliografía de Jaime Siles
Selección de poemas por Jaime Siles
ANTOLOGÍA
TRAGEDIA DE LOS CABALLOS LOCOS
A Marc Granell
Dentro de los oídos,
ametralladamente,
escucho los tendidos galopes de caballos,
de almifores perdidos
en la noche.
Levantan polvo y viento,
al golpear el suelo
sus patas encendidas,
al herir el aire
sus crines despeinadas,
al tender como sábanas
sus alientos de fuego.
Lejanos, muy lejanos,
ni la muerte los cubre,
desesperan de furia
hundiéndose en el mar
y atravesándolo como delfines vulnerados de tristeza.
Van manchados de espuma
con sudores de sal enamorada,
ganando las distancias
y llegan a otra playa
y al punto ya la dejan,
luego de revolcarse, gimientes,
después de desnudarse las espumas
y vestirse con arena.
De pronto se detienen. Otra pasión los cerca.
El paso es sosegado
y no obstante inquieto,
los ojos coruscantes, previniendo emboscadas.
El líquido sudor que los cubría
se ha vuelto de repente escarcha gélida.
Arpegian sus cascos al frenar el suelo que a su pie se desintegra.
Ahora han encontrado de siempre, sí, esperándoles
las yeguas que los miran.
Ya no existe más furia ni llama que el amor, la dicha de la sangre,
las burbujas amorosas que resoplan
al tiempo que montan a las hembras.
Y es entonces el trepidar de pífanos, el ruido de cornamusas,
el musical estrépito
que anuncia de la muerte la llegada.
Todos callan. Los dientes de golpean quedándose
soldados.
Oscurece. La muerte los empaña, ellos se entregan
y súbito, como en una caracola fenecida, en los oídos escucho
un desplomarse patas rabiosas, una nueva de polvo levantado por crines,
un cataclismo de huesos que la noche se encarga
de enviar hacia el olvido.
(Génesis de la luz, 1969)
BIOGRAFÍA
Mi ayer son algas de pasión,
luces de espuma.
Y una arena insaciable que devora
los cuerpos submarinos.
Un cielo blando donde beben
las palomas sin rumbo del estío.
(Biografía sola, 1971)
DAIMON ATOPON
A Marifé y Pepe Piera
I
Se te puede buscar bajo un ciprés de espuma,
en los dedos del aire, metálico del sueño,
en un volcán de pájaros incendiados de nieve
o en las olas sin voz de los peces de plata.
Te ocultas en los ríos,
en las hojas de piedra,
en las lunas heladas.
Vives tras de las venas,
al borde de los dientes,
invisible en la sangre, desnuda, de la aurora.
Te he visto muchas veces arder en los cristales,
saltar en las pupilas,
consumirte en los ecos de un abismo innombrable.
Tu sombra me dio luz,
acarició mi frente,
se hizo cuerpo en mi boca.
Y tu mirada quema, relámpago de hielo,
humo en las cejas,
lava.
II
Árbol de olvido, tú,
cuerpo incesante,
paloma suspendida sobre el vértigo.
Hay una sal azul tras de tus cejas,
un mar de abierto fuego en tus mejillas
y un tic-tac indecible que me lleva
hasta un profundo dios hecho de espuma.
Y es otear el aire,
arañar el misterio,
acuchillar la sombra.
Y te voy descubriendo,
metálica mujer, entre el espino:
un murmullo de sangre transparente
en el rostro perdido del silencio.
III
Por ti la luz asciende a mediodía,
arena prolongada hasta mis labios,
hilo de tierra ardiente y presurosa
donde el espacio brota más intenso.
Es un géiser de espuma,
de interrumpida lava,
de paloma incompleta
que multiplica el aire en dimensión de voces.
Todo es música, nota, diapasón.
Hasta los cuerpos, en la nada, suenan.
(Canon, 1973)
HYPNOS Y THANATOS
Para Mario Hérnandez
Thanatos.- Por mí el silencio con sonido rompe
los latidos, los cráneos, las frentes
y en un agua de mármol los cuerpos se transforman
en permanencia vítrea y en tránsito.
Hypnos.- Tú y el silencio sólo sois un nombre,
una palabra que nada atrás encierra,
pues qué, de quién, en dónde ha sido nada
y nada ha sido de qué, de quién, en dónde.
Thanatos.- Y tú, sin más, eco de joven voz un día has sido,
torpe deseo que al mismo ser se enfrenta,
ebriedad que ansía lo que no fue y pudo
existir una vez, quizá, en la memoria.
Hypnos.- De la roca reviértenme los dardos
y contra mí, veloces, se eternizan.
Siento crecer de ti hasta mí las alas
que en movimiento duran
y en el tiempo.
Pero también existe otra presencia,
otro susurro lento y sigiloso.
Si fui de ti y contra mí me llevas,
contra ti y hacia mí, despacio yo
te traigo.
(Alegoría, 1977)
MÚSICA DE AGUA
El espacio
-debajo del espacio-
es la forma del agua
en Chantilly.
No tú, ni tu memoria.
Sólo el nombre
que tu lenguaje escribe
en tu silencio:
un idioma de agua
más allá de los signos.
ESPEJO
Miro tu espejo
lleno de ojos grises.
La luz los arrebata.
Sólo el eco
puede llenar
de sombras
el cristal.
DISOLUCIONES
A Manuel Álvarez Ortega
Cada cosa repite cada letra
que multiplica el mar en cada gota.
La página a su ser
vuelve siempre a no ser
espejo de ese blanco
en el que llega a ser
la disyunción, la línea,
la coma siempre ígnea,
lo que vuelve a volver
a nunca ser su ser.
Un espejo vacío y un abanico blanco
la grafía ya es
abanico vacío en el espejo blanco
que cada cosa es.
LA TIERRA DE LA NOCHE
La noche te escribe,
te transcribe,
te inventa.
Así,
sobre el papel,
lienzo tan sólo,
tiempo:
papel donde la noche
abriera sólo
la tierra de su efigie,
la figura,
el cuerpo del que brotan
los invisibles signos.
La
Tierra de la noche
la Terra della Notte,
terracota o destino
o escritura que inventa
lo distante de ti,
lo más allá de ti:
alfabeto nocturno de la nada.
(Música de agua, 1983)
TORRE DE LA MAGISTRAL,
VISTA DESDE SANTA CATALINA
(ALCALÁ DE HENARES)
A Javier Casado
Líquidos cielos, cimbrias, catedrales,
barbacanas, adarves y dovelas,
columnas sustentadas sobre espuelas
que domeñan espacios siderales.
Geminadas volutas, ideales
arquivoltas resueltas en griselas,
plintos donde las llamas de las velas
a la tierra devuelven sus metales.
Cima en la luz, perímetro preciso,
cristal azul en el paisaje impreso,
ojo de sal en el color inciso,
tatuaje del iris siempre ileso,
volumen a sus vértices sumiso,
rayo de transparencia en piedra preso.
PROPILEO
A ti, idioma de agua derrotado,
a ti, río de tinta detenido,
a ti, signo del signo más borrado,
a ti, lápiz del texto más temido,
a ti, voz de lo siempre más negado,
a ti, lento silencio perseguido,
a ti, este paisaje convocado,
a ti, este edificio sugerido,
a ti, estas columnas levantadas,
a ti, los arquitrabes reflexivos,
a ti, las arquivoltas consagradas,
a ti, los arbotantes disyuntivos,
a ti, mar de las sílabas contadas,
esta suma de sones sucesivos.
(Columnae, 1987)
IPSA, SED ALTERA; ALTERA, SED IPSA
Todo discurso es circunferencia
del discurso, que siempre es referencia
a la lengua que ese discurso es.
De manera que toda referencia
al discurso será circunferencia
del discurso en que esa lengua es.
GLOSA A GRACIÁN
(Agudeza y arte de ingenio, Discurso XXXI)
A Aurora Egido
Tal vez haya después y tal vez gloria
en el después, después que la memoria
haya leído sus letras al revés.
Tal vez haya revés en esa gloria
una vez y después que la memoria
haya leído las letras del revés.
Tal vez haya después en la memoria,
si las letras que forman esa gloria
son al revés, después de ese revés.
Y tal vez el revés sea la gloria,
si las letras que lee la memoria
son el después, después de ese después.
(Poemas al revés, 1987)
HIMNO A VENUS
Amor bajo las jarcias de un velero,
amor en los jardines luminosos,
amor en los andenes peligrosos
y amor en los crepúsculos de enero.
Amor a treinta grados bajo cero,
amor en terciopelos procelosos,
amor en los expresos presurosos
y amor en los océanos de acero.
Amor en las cenizas de la noche,
amor en un combate de carmines,
amor en los asientos de algún coche,
amor en las butacas de los cines.
Amor, en las hebillas de tu broche,
gimen gemas de jades y jazmines.
(Semáforos, semáforos, 1990)
EL LUGAR DEL POEMA
No está el poema
en las oscuridades del lenguaje
sino en las de la vida.
No está en las perfecciones de su cuerpo
sino en las hemorragias de su herida.
No está donde creíamos que estaba
ni es una imagen única ni fija.
Está por donde huye lo que amamos:
está en su despedida.
Es decirnos adiós nosotros mismos
al cruzar cada vez la misma esquina.
Es la página que mueve sólo el tiempo
con su tinta igual pero distinta.
No está el poema, no, en el lenguaje
sino en el alfabeto de la vida.
(Himnos tardíos, 1999)
EN OTRA SALAMANCA
A Juan Luis Fuentes Labrador
Tomo la página de un libro
movida por el viento ante los ojos
pasó el fantasma de nuestra juventud
y su realidad, que es lo que evoco
y que me lleva a un tiempo que soy yo,
que era yo, que he sido yo
en la perfecta agilidad del aire,
cuando todas las cosas tenían su interior
y se oía un movimiento oscuro
sonar en lo profundo de las hojas
y era sabia la luz y sabio, el ser,
y el tiempo, un claroscuro
sin antiguos espejos reflejando su fondo.
Cuando todo tenía presencia y gracia,
misterio y solidez. Cuando
no se había instalado aún el mecanismo,
tan torpe como fiel, de la costumbre
y se veía el mundo como un todo sin nombre
y las cosas, como
la inexpresada música de agua
que era el exacto idioma
de aquella íntima y compacta relación
que ahora echo de menos y que busco,
porque el hombre sólo conoce lo imperfecto
y nunca sabe en qué momento de su vida
recibe la visita de su demonio o de su dios.
Nunca lo sabe. Tampoco yo lo supe,
porque la juventud ignora lo perfecto.
Por eso ahora recorro este camino
de imágenes lejanas que me llevan,
al que estoy siendo
en esta tarde también de Salamanca
en que el sol y la piedra
me conceden su brillo
y yo vuelvo a sus torres
envuelto en la caricia de aquel único oro
que el tiempo ha ido puliendo en mí como un cristal.
Mendigo de su espacio, limosna de su luz es lo que siento.
En otra Salamanca pasó mi juventud.
(Pasos en la nieve, 2004)
POÉTICA-DEDICATORIA
Aquel acto de habla
que lleva las palabras
más allá del lenguaje,
más allá del pensar;
que cree que lo que dice
no lo dice quien habla
sino que es pronunciado
por otra identidad,
por la que quien nos habla
se disfraza de habla
para que la palabra
se quite su disfraz
y lo que quede sea
el yo de lo que habla
al yo de la palabra
que nunca es nadie más.
A ese yo del habla
que es todas las palabras
más allá del lenguaje,
más allá del pensar,
donde el poema habla
sin voz y sin palabras
un extraño lenguaje
que es otra identidad.
Al balbuciente dios
de todas las palabras
que enmudece su habla
y oculta su callar.
Al dios que ya es el habla
de las mismas palabras
y a ti, Ignacio
Prat.
(Colección de tapices, 2008)
PLAZA DE SAN PEDRO EN FARO
A Manuela y Nuno Judice
En esta plaza de San Pedro en Faro llueve
no se sabe si flores o si pájaros.
Junio extiende su tinta sobre el suelo
como la sombra el sol en el espacio
y la muerte aparece en la penumbra
como el óxido en las cadenas de los barcos.
Flota en un ritmo lento la mañana
mientras todo se va emborronando :
esta visión del día es otro día,
y este ahora borroso antes fue claro.
Desaparece todo lo que veo:
se abisma en la región de lo lejano
y yo me voy quedando en esta plaza
como un lento jardín difuminado
donde podré perderme o me he perdido,
donde podré buscarme y ser hallado
no en este lado de la plaza, no - en otro
como el líquido vuelo de los pájaros
que se beben la tinta de la tarde
y atraviesan sus sombras muy despacio.
Como ellos en mí, así atardezco
en esta plaza de San Pedro en Faro :
cuando vuelva la luz seremos sólo,
como estas flores y como estos pájaros,
una lluvia de nácar violeta
en esta plaza de San Pedro en Faro.
(Desnudos y acuarelas, 2009)
BAJO LA LUZ DEL NORTE
Only in darkness is thy shadow clear
Hart Crane
Ya casi está la tarde
como el magnolio en Dresde:
con un color de malva
azul o rosa o verde.
Está tibia la luz esta mañana
de primavera en que ,
como en mi propia vida,
todo renace, resucita y vuelve.
Atrás queda dormido
un aire espiriforme que disuelve
en el perlado flujo de su río
el líquido legado de la muerte.
Sólo tenía dentro de los ojos
el nacarado níquel de la nieve
y, sin embargo, no nevaba
porque era marzo y primavera en Dresde.
Pero dentro de mí se abría paso
un blanco derretido por la fiebre
y la retina removía lenta
el lienzo musical del Veronese.
¿De qué remoto mundo me venía
este mosaico sobre fondo verde
que mezcla imágenes de ayer con las de hoy
y las extiende sobre mí y mece
en este flujo múltiple que veo
dentro de mí fluir y sucederse,
mientras las borra algo que no veo
y sólo en claroscuros aparece?
No es una ruta fácil el camino
que ha de seguir la luz hasta perderse
como yo esta mañana me he perdido
en la Alte Galerie de Dresde.
Porque se pierde el hombre. Sí: se pierde
cuando todo empieza a sucederse
y nada es lo que ha sido, y está siendo
únicamente en el instante éste
en que leo, en un cuadro de Rembrandt,
Saskia van Uylenburg als Mädchen.
Nada hay en un museo que no sea
gastada luz y repetido serse.
Por eso el yo divaga por el limbo
sobre el color de claridad celeste
cuando las horas y los días pasan
por el único ónice terrestre
en el que la antracita de la vida
no los hace perderse,
sino que los devuelve transformados
en un terso diamante transparente
dentro del cual espacio y tiempo,
color, materia y forma trasparecen,
como yo, al ver ayer
este magnolio japonés en Dresde:
se han caído algunos de su pétalos
blancos y rosas por el aire leve,
pero no se han perdido si los salva
este poema de marzo eterno en Dresde.
Que sus flores se fundan para siempre
con el nácar y el níquel de la nieve
como me fundo yo en mi memoria
con esta imagen de la luz de Dresde
por la que voy llegando hasta mí mismo
por un camino cada vez más breve.
(Horas extra, 2011)
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