Antología poética: Jaime Siles
Introducción por Henry GIL
Selección de poemas por Jaime Siles
Introducción: IPSA SED ALTERA, ALTERA SED IPSA por Henry GIL
Biobibliografía de Jaime Siles
Selección de poemas por Jaime Siles
IPSA SED ALTERA, ALTERA SED IPSA
Por Henry GIL
Ipsa sed altera, altera sed ipsa, esta sentencia escogida como título de un breve poema textualista de Poemas al revés -fundado en una voz a la vez impersonal y solipsista- podría servir de lema a toda la poética de Jaime Siles, un poeta de la generación de los setenta, esta famosa generación de los novísimos a la que Siles prefiere llamar la generación del lenguaje, por ser éste su principal protagonista. Para este poeta, el lenguaje no ha de reducirse al mero estado de instrumento sino que funda la propia esencia de una voz que se construye poco a poco como persona con una doble y constante preocupación tan ontológica como estética.
Lo que más llama la atención para quien lee la totalidad de la obra poética silesiana que cuenta ya cerca de dieciséis poemarios -incluyendo Arquitectura oblicua, copioso poemario aún inédito-, repartida sobre cerca de medio siglo, es que constituye un mundo y un lenguaje propios. Paradójicamente esta constante búsqueda de identidad tiene su propia identidad (ipsa) aunque ésta no deja de evolucionar (altera). Una identidad que es la de un ser vivido como un permanente hacerse y deshacerse. Esta identidad propia procede de una cosmovisión peculiar perceptible en el uso reiterado de ciertos conceptos (el ser, la nada, el eco, la memoria) y ciertas imágenes contrapuntísticas, influidas por los presocráticos, derivadas de estos conceptos (ser/nada, luz/sombra, voz/silencio) y hasta en él la reaparición recurrente y puntual de ciertos vocablos escogidos tanto por su valor fónico como semántico (nácar, liquen, zinc). Unos aspectos profundamente conceptistas y a veces incluso culteranistas que hacen que esta poesía, a pesar de sus disparidades formales (poemas-instantes o poemas-discursos que corresponden respectivamente a breves poemas epigramáticos y largos monólogos dramáticos, versos blancos o rimados), se identifique como una cosmovisión dedicada al ser en su dimensión esencialista en la primera parte de la obra, antes de abrirse a otra temporal y existencial a partir de Himnos tardíos, aunque en Semáforos, semáforos ya se abría una temporalidad vivida como "Elegía y análisis".
De un yo sometido a la contención con distintas estrategias -dilación o escasez de su aparición, yo implícito deducible de una dicción tuteante- cuando no se trata de su simple erradicación y de un predominio del presente, que parece concentrarse en la epifanías del Ser para aprehender la esencia destacada de la página en blanco gracias al concepto de nada sonora, se pasa luego a un yo omnipresente -aunque sin ceder por ello a lo anecdótico- y que a veces se confunde incluso con un nosotros para expresar aún mejor el dolor existencial subrayado por la aparición de tiempos del pasado. Entonces es cuando se afianza la concepción de la persona poemática que tiende a incluir al propio lector a veces interpelado; un lector imprescindible ya que sin él no puede realizarse plenamente este nuevo concepto silesiano. Un lector que, según Siles, "interrumpe su falsa identidad para asumirse como personaje de la persona poemática de otro que termina o empieza siendo siempre él". La voz poemática construye así una persona poemática definida como "una máscara elocutiva que no es -o no es sólo- la del propio yo sino una cuarta persona gramatical permeable y cambiante, desde la que el lenguaje dice lo que no dice -o no puede decir el yo: es pues, un fonador impersonal que, sin embargo, confirma tanto al poema que se escribe como a la persona que lo escribe y, por ello, también a quien lo lee".
Por eso Siles dice que sólo existen dos temas en sus poemas: "el lenguaje como realidad y la identidad como problema", dos temas que suponen la coexistencia e interdependencia de un texto -el poema con todas sus especificidades que han de producir su significidad (su sintaxis, ritmo, métrica, fonación, retórica y su necesaria polisemia)- y una voz, nacida de este cuerpo textual que el propio Siles llama, como ya vimos, la persona poemática. Una persona poemática que no ha de confundirse nunca con el autor aunque puede y debe existir cierto parentesco entre ambos, para poder acoger, como ya dijimos, al propio lector que la va a encarnar durante el tiempo de la lectura.
Lo que caracteriza pues la obra poética silesiana es una identidad fundada en el lenguaje y en sus preocupaciones ontológicas, de la esencialista a la existencial, aunque su forma ha de evolucionar pero siendo fiel a cierta continuidad: "ella misma pero otra, otra pero ella misma".
HENRY GIL. Catedrático de Literatura española en la Universidad de Paris Est Marne-la-Vallée. Doctor con Premio Extraordinario en la Sorbona (1987), obtuvo en 2004, también en la Sorbona, su HDR, publicada con el título La poésie de Jaime Siles. Langage, ontologie et Esthétique (ENS, 2014). Autor de un libro en colaboración Le thème littéraire espagnol (Armand Colin, 1993), así como de una amplia serie de estudios monográficos en francés o español sobre poesía española (Lorca, Blas de Otero, Jaime Siles). Ha traducido al francés y publicado tres libros de Jaime Siles: Himnos tardíos (Circé, 2003), Semáforos, semáforos (Col. Celis PUBP, 2013), Actos de Habla (Paradigme).
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