ALGA Revista de Literatura
nº79 - otoño 2018




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Foto de la Galería Naturaleza
      de Juan González Diz

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Poesía

    IGNACIO GAMEN

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA. Ver: http://www.poesiaalga.org/

    LA NOCHE VENDRÁ PRONTO

    Ya ves, mujer amada,
    cómo declina el sol tras la cadena
    de sombrías montañas.
    Allá sobre las cumbres quedan
    unas brasas de amor que reverberan.

    La noche vendrá pronto
    y cubrirá de estrellas y ceniza
    el último rescoldo.
    Abrázame, mi vida,
    quiero, bajo tu piel, sentir la brasa viva.

    Aún tardará la Luna.
    Cojamos una manta y la linterna,
    caminemos a oscuras
    y, echados en la hierba,
    abrazados, miremos las estrellas.

    Aquella es la Polar
    -te digo y tú dibujas con el dedo
    el carro irregular
    y el mango casi recto.
    Luego callamos -grillos y silencio-
    y clavamos los ojos
    queriendo penetrar hasta el final,
    ingenuamente, el cosmos
    que crece hasta anular
    cualquier atisbo de ego o estima personal.

    Del todo anonadado,
    huyo la realidad, cierro los ojos,
    se me crispan las manos
    y los dedos ansiosos
    se aferran a la hierba; siento ahogo.

    -¿Qué te sucede, Ignacio?

    Es tu voz, sí, tu voz la que me salva,
    y el tacto de tu mano
    otra vez me rescata
    de la angustia y el pánico a la nada.

    -Nada, nada -contesto-
    estaba adormilado, ya estoy bien.

    -Está precioso el cielo.
    Me emociona saber
    que nosotros formamos parte de él.


    JUAN GONZÁLEZ DIZ

    ¡Parte del universo!
    Eso es. Solo una mota consciente
    y testigo perplejo
    de algo que no comprendes:
    el caos más hermoso y ordenado. Eso eres.

    Ahora ya morir
    será como volver al fin a casa
    y volver a vestir
    la ropa abandonada
    el día que partiste: tierra y agua.

    ¿Y el alma? No; la vida
    seguirá tras de ti cambiante y varia,
    y el cosmos su deriva;
    y tú, mota liviana,
    irás en él inerte ya y callada.

    Y habrá, sí, quien recuerde
    tu imagen y tu nombre algunos años;
    mas luego finalmente
    quedarán registrados
    en archivos; tal vez en un cofre guardados.

    -Mira, la Luna sale,
    es mucha ya la luz y siento frío.

    Tú te levantas ágil,
    yo lento, gruño y gimo.
    Amantes contingentes bajo un cielo infinito.

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