ALGA Revista de Literatura
nº78 - primavera 2018




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
      Te vigilo y no me ves
      de Carmen Esteban

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Poesía

    MARIAN QUINTILLÁ

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA. Ver: http://www.poesiaalga.org/

    EL RONIN1

    Te tuve entero.
    Es tan difícil
    que ninguno de tus mil espíritus
    se distraiga en quimeras
    o en batallas
    mientras algunos de esos mil nos miran.

    Como meter un gato en una cesta
    es dejar las trincheras
    para volver por un minuto a casa.

    Mas si dejáramos al gato en paz…

    Te tuve entero
    y toda mi piel te recuerda.

    Qué engendramos en aquella noche,
    que al despertar, entrado el mediodía,
    no pudimos volver al mundo viejo
    ni tampoco queríamos.

    Enteros nos tuvimos,
    sin vigilar la ropa al entrar en el mar
    y, al mismo tiempo,
    mirando con los ojos bien abiertos,
    con las almas bien anchas.

    Nos tuvimos nosotros,
    desnudados,
    con nuestros mil espíritus
    rendidos y de acuerdo.

    1Durante el periodo feudal de Japón, un ronin era un samurái que, por cualquier causa, se había quedado sin señor al que servir. Acostumbraba a llevar una existencia a la deriva en la que no era raro que se emplease como mercenario. El significado más literal de esta palabra sería "hombre errante como una ola en el mar".

    A ESTAS ALTURAS

    A estas alturas de la vida
    en que volver atrás es imposible,
    si es que una vez se pudo,
    abro la caja de las fantasías
    y descubro
    que el material que compuso los sueños
    tan sólo es hojarasca.

    Verde brillante ayer,
    hoy migaja castaña y quebradiza.

    Esta mañana cantan
    las nubes y las tazas de café
    porque soy libre de mis ilusiones,
    porque puedo dejarle a aquella niña
    sus juguetes de niña
    sin huecos ni amarguras.

    La vida
    no era como pensábamos.
    Claro que no, por eso la pensábamos,
    para que imaginarla nos ayudara a andar.
    Ya no hace falta.

    La nostalgia de lo que no pasó,
    de lo que pasó asá,
    es veneno vacío,
    eterna obcecación de adolescencia
    que pretende saber cómo es el universo
    más y mejor que el universo mismo.

    Dejadme que celebre la vida que sí tuve,
    la vida que sí tengo,
    los amores que son y que me arrastran
    día tras día devastando mis planes,
    desbordando las lindes de mis sueños.

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