LOS CÓDIGOS DEL NÓMADA
Aquí yacen los códigos del nómada:
bajo las huellas, bajo las sandalias,
bajo el asfalto, el agua y los raíles.
Aquí el encuentro inútil con la historia,
la belleza en brocados y tapices
afirma acaso el último poeta.
Aquí los serafines con la máscara
de toda muerte dulce y en racimo,
hasta el placer si cabe y la locura
de una Hélade proscrita y resurrecta.
Aquí las llaves yacen escondidas
bajo las mariposas, clarinetes
y un chelo filarmónico y dolido.
Aquí arqueros o centauros, lienzos
y espejos donde beben los gorriones,
bancos de espera y despedida urgente,
altas columnas de aura, arena y llama.
Aquí aguardamos el poema último,
la guerra fría del amor, la espina
indócil que creció en empalizadas,
las visiones amadas del espectro.
Aquí el misterio dicta los versículos
y conduce la voz a lo sagrado.
La verde magia con gozosa lengua
restaura las heridas epicúreas.
Aquí la condición humana enseña
sus colecciones de segunda mano
y pregunta si fue verdad la vida.
Del libro Balada de Berlín,
Los libros del gato negro, 2017
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OBERTURA
Quién plantó estos cerezos para amparar
una historia de ríos y necrópolis,
la construcción de la existencia,
el sentido que desemboca en la nada.
Y a cambio la organización, acaso texto,
el no poema, el lugar interior
llamado ritmo donde todo se equilibra:
silencio y hambre y deterioro,
larga o breve sílaba del pensamiento.
Lo mágico frente a la lógica,
la invención del mundo
y su maquinaria quizás
como un piano de energía.
Cómo se agolpa toda la historia
en un punto del presente
entre la sátira y el melodrama.
Cómo poner a prueba
la emoción, el lenguaje
contradictorio que suena
desde el insondable silencio,
desde la pura nada,
desde el hueso de la cereza.
La destrucción de los exégetas
de uno mismo, los yoes inventados
hasta encontrar la vena de la estirpe.
La vida era la luz pero también su ausencia,
como el vampiro que escribe
con sangre sobre las tumbas
la magia de la celebración.
Toda morfología incendiada río abajo
hasta la desintegración,
hasta la disolución en el océano
donde los hábitos del lenguaje
arden en relación con los objetos
que nombran a su paso,
camino de la desembocadura,
camino de las sombras incorpóreas
bajo la fronda de la edad,
bajo estas copas de agua y limo:
quién plantó aquí estos cerezos.
Del libro Seis sextetos,
La isla de Siltolá, 2017
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