ABISMO
Demasiado.
Me desgarrará el pecho si lo dejo brotar
sin contener su fuerza.
Se me va el alma
¿Entiendes?
Se me va el corazón de infancia
capaz de amar y amar...
¿No le ha enseñado nadie
las reglas de este juego?
Para qué tantos años desentrañando fábulas,
si lo rozan y salta igual que un cervatillo.
¿Resistiré su pálpito?
Esta tarde, el dolor y la alegría llenan la misma copa.
Y yo, si pudiera,
lloraría una inmensidad sin límites,
un alarido desprovisto de rumbo,
un alud de emociones que me desmiembran
como cuatro caballos
hacia los cuatro puntos cardinales.
Qué terrible destino ser humano
y no poder zafarse.
Qué terrible vivir un sino de animales
con corazón de dioses.
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DESAFIAR
Desafiar. Lanzarse sobre la desventura
con los dientes dispuestos y la marca del hambre
como una flor de lis. El olor de la sangre
asfixiando los sueños de la ninfa más pura.
Aún recuerdo el arrojo, la sed desesperada,
el insomnio perpetuo estirando la vida
hasta casi romperla, las leyendas prohibidas,
la fiebre que encendía, el aire que abrasaba.
¿Cómo existir sin ansia que llevarse a la boca
en pedazos jugosos, chorreantes? Veneno
que alimenta y esquilma con idéntico filo.
Será arrojar del alma todo el dios que la toca,
consagrar en la boda los amores de un muerto.
Por salvar la cordura, abdicar de lo vivo.
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