EN EL BORDE DEL RECUERDO
Poseí la esencia pura un brevísimo instante,
retuve el aura
el tiempo escaso que nos lleva un latido,
allí quedó la imagen hueca, desnuda de colores,
ni aroma ni dulzor, ni tan siquiera el eco,
apenas la evocación súbita, suspendida
en el vaivén,
y yo inmóvil, de puntillas en el mismo
borde del recuerdo.
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MIS HORIZONTES
Quiero conocer la prímula,
cómo huele la flor del rododendro,
saber de los colores del hibisco
y la azalea
y ampliar así mis horizontes
de éxtasis.
Que no solo me seduzcan
los atardeceres,
o el cielo
con su frondosa noche.
Muéstrame tú,
señor de los jardines,
las flores,
guíame por tus caminos
de tornasoles amables,
y yo retornaré a casa
exudada,
aturdida, transformada,
sabiéndome ya espectro
que pudo al fin
libar en su pureza.
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