ALGA Revista de Literatura nº75 - primavera 2016
Dirección:
Goya Gutiérrez
Edición:
Grupo de Poesía ALGA
Responsables de la edición del presente número:
Goya Gutiérrez
Enric Velo
Maquetación, composición y diseño web:
Enric Velo
Portada:
诗 Poesia
de Ruth Castilla Mora
Sumario
http://revistaliterariaalga.com/
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Poesía
IGNACIO GAMEN
Es miembro del Grupo de Poesía ALGA. Ver: http://www.poesiaalga.org/
El Torno, monumento a las víctimas del franquismo
El Torno es un pueblo elevado en el margen oeste del Valle del Jerte. Ana y Santiago me llevaron allí a ver "un monumento interesante". Y lo era; pero su interés había sido desbordado por la anécdota de su inauguración: una asociación juvenil promovió el monumento en memoria de las víctimas del franquismo -por estas tierras la represión fue terrible-. Se inauguró con la presencia del alcalde del municipio, del Partido Popular, en un acto emotivo. Tras ello, promotores y alcalde fueron a comer juntos. Avanzado el almuerzo se recibió un aviso: se oían disparos en el lugar del monumento. Se personaron todos allí y encontraron que de las cuatro efigies -un anciano, un adulto, un adolescente, y una mujer adulta-, solo esta había sido respetada; los varones presentaban un impacto en la espalda. Consultado el autor del monumento, se dejó sin reparar como testimonio, aún más expresivo, de la barbarie. (Más información e imágenes en internet.)
Para Ana y Santiago
Míralos: solo son
estatuas de cemento, y sin embargo
parecen redivivos,
surgidos de la tierra
al margen del camino, entre las rocas.
El hombre mira atento
la sima que se abre ante sus pies.
¿Y qué estará buscando?
¿Quizá algún compañero
caído junto a él en la cuneta?
El joven mira al sur,
yergue su cuerpo grácil ante el valle,
escruta un horizonte
perdido, ya imposible
a las ansias fraguadas en su frente.
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El anciano, encorvado,
las manos enlazadas en la espalda,
contempla indiferente
la tierra prometida,
feraz edén, para él ya sueño anónimo.
¿Y por qué la mujer
vuelve la espalda al valle, una mano
de horror sobre la frente,
el puño contra el pecho
y en el rostro un espasmo de dolor?
¿No te evoca la escena
algún cuadro o estampa de tu infancia?
Los ángeles tocaban
unas largas trompetas
y los muertos se alzaban de la tierra.
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Quizá un ángel travieso,
jugando, ha soplado su trompeta
y ese toque a destiempo
los ha hecho retornar
del olvido profundo en que yacían.
Mas ya ves donde llega
la vesania homicida: los varones
han sido ejecutados
en efigie. ¡Otra vez!
¿Silencio avises o amenaces miedo?
¿O sólo fue una burla
macabra y cruel de mentes embriagadas
por el vino del odio?
Hónralos tú en silencio:
que descansen en paz y en tu memoria.
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En El Valle del Jerte
Junto al Jerte te he visto
robar cerezas
para colgarlas, dices,
de las orejas.
Mas no es excusa,
porque el rojo en tus labios
también te acusa.
Por el césped pasean
dos rabilargos
coquetos con su traje
azul, gris, blanco.
Sus monerías
arrancan de tus labios
dulces sonrisas.
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En Hervás
Junto al placer de pasear por sus callejas hebraicas, vestigio de una población judía lamentablemente deportadas, la evocación de la emigración de buena parte de la población autóctona -algunos conozco- a través del lamento de un sauce.
En Hervás os perdisteis
por las callejas
tanto mirar tejados
muros y puertas.
Ay, Sepharad,
cuánto dolor en nombre
de ¿la verdad?.
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Reposáis a la sombra,
de un viejo sauce
que llora junto al río
inconsolable.
-¿Pena de amor?
-¿Adónde fue la mano
que me plantó?
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En el "Salto del Gitano" MONFRAGÜE
Mi ecologismo se limita a mi admiración por la belleza de la naturaleza y al rechazo de la estupidez humana capaz de arrasar su propia casa. Me sorprendió el vuelo majestuoso y juguetón de aquellos carroñeros, los buitres, cuyo solo nombre nos trae malas connotaciones.
De la roca al abismo
saltan las sombras,
casi rozan el agua,
luego remontan,
caen, planean
en vuelo raso sobre
vuestras cabezas.
Tú contemplas atónito,
cómo descienden
con vuelo majestuoso
indiferentes.
Son carroñeros,
piensas, mientras conquistan
ellos el cielo.
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YUSTE, Valle de LA VERA
D. Luis de Ávila, Marqués de Mirabel, nació y murió en Plasencia. Fiel servidor y consejero de Carlos I, estuvo presente en Bruselas cuando abdicó como Rey de España y Emperador de Alemania. Carlos I eligió el monasterio de Yuste como retiro de este mundo, aconsejado por D. Luis; allí lo visitó con frecuencia y estuvo presente en su muerte el 21 de septiembre de 1558. El poema pretende exaltar el paradisíaco Valle de la Vera en el que se incrusta el Monasterio de Yuste. Esta ambientación histórica es solo una falsilla literaria, para el único objetivo: la emoción que experimenté en aquella visita.
D. Luis de Ávila a Carlos I a su llegada al monasterio de Yuste
Habéis bien escogido este lugar
para esperar serenamente el tránsito
de este mundo que habéis vos gobernado
por designio divino, Majestad,
al paraíso que Él, en su bondad,
reserva a los que cumplen sus mandatos.
Antes, señor, deberéis prepararos
al Justo Juicio. Aquí podréis pensar.
Se abre ante vos el Valle de la Vera,
vera imagen del cielo que esperáis,
que la Sierra de Gredos templa y riega.
Sentiréis el tomillo y el romero,
el canto de las aves,… ¡tanta paz!
Y yo, señor, tendré el placer de veros.
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