LA MUJER EFIGIE
No te aventajó el frío de la desaprensión.
Ni ese lento enmudecimiento
de tus gestos.
Hace ya años que los días apenas te tocan
y tu piel parece contener el aliento
para hacerse inconmovible.
Pero incluso a ti
el crepúsculo te sobreviene
como una rémora imprevista.
Y en el oscuro final de cada día,
devuelta a los espejos,
te pesa la verdad como un cansancio.
Y quisieras sentir ardiendo en la penumbra
tu impávido rostro
o la secreta transparencia de tu cuerpo
enarbolándose
tras la marmórea quietud.
Y no este acecho de desgastadas sombras
esta imperturbable y calcárea presencia
de tu dolor retenido.
Poema publicado en la XXVI Selección "Voces Nuevas",
Torremozas, 2013.
LATIDOS
El instintivo perdurar de las estrellas
late en mí,
no la redonda obstinación de los relojes.
Memoria de la piel circundando siglos,
yo soy el tiempo.
CUMPLEAÑOS
Este dulce ritual
no podrá recomponer tus ansias.
Aún así,
aceptas invocar tus diminutos sueños
y cierras los ojos para verlos brillar,
aunque sea un segundo,
como lívidas luciérnagas…
que se apagarán en tu boca.
Del libro Al sol de las horas.
Parnás, Barcelona, 2014.
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EL ALMA DETENIDA
Adensadas por la incertidumbre
se estancaron tus horas.
Se veló tu rostro
en el cristal
como agua sucia.
Y fue allí,
en tu aquietado pulso,
donde el miedo halló un hogar
para su acervo.
No sé quién convoca los milagros.
La irisada presencia del alba
el aleteo fugaz de una sonrisa.
No sé quién urde esta constelación
de instantes apacibles
sobre la herrumbre de la exigüidad.
Sé que en nuestros ojos huérfanos
todavía hay luz
que se abre paso
y es su certera incandescencia
la que aviva
esta exánime sucesión de días.
Vengo de la ausencia
y a ella vuelvo
porque ser es un retorno a la nada umbilical.
El hueco tras el hueco.
Porque me mueve el instinto
de abrazar las sombras que me preceden,
de perpetuar esas sombras,
de no ser
más que esas sombras.
Porque gestada en el recuerdo un vientre espino
yo soy esta equívoca necesidad de arraigo.
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