ALGA Revista de Literatura
nº73/74 - primavera 2015




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    • Supèrbia/Lleó
      de Bernat Velo

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Lecturas. Textos comentados

    GOYA GUTIÉRREZ

    Es miembro del Grupo de Poesía ALGA y dirige la revista ALGA desde 2003.
    Ver http://goya-gutierrez-lanero.com/



    Tal vez el tigre
    Neus Aguado
    in-VERSO ediciones de poesía. Barcelona, 2015
    Poesía, 87 páginas

    Neus Aguado, (Córdoba - República Argentina, 1955) es autora de una nutrida obra de la que destacan libros como Ginebra en bruma rosa (Lumen,1989), Aldebarán (Lumen, 2000) e Intimidad de la fiebre (El Toro de Barro, 2005) y el libro de cuentos Paciencia y barajar (Tusquets editores, 1990). Ahora nos sorprende con este nuevo libro de poemas Tal vez el tigre editado impecablemente por in-Verso de forma apaisada con la funcionalidad de abarcar toda la longitud del verso y de lo que también se deriva un excelente resultado estético.
              La poeta enmarca el contenido del libro en el escenario grecolatino dentro de la tradición del primer cristianismo, con numerosas menciones a mitos y dioses y referencias culturales, y en el plano literario poético se une a la tradición simbólica que se gestó a partir del poema de El Tigre de William Blake, seguida por Borges, Leopardi, Baudelaire, Nietzsche o Rilke. En El Tigre, Blake quiere simbolizar la convivencia en la naturaleza del bien y la bondad que representa el cordero, junto al deslumbrantemente bello y a la vez fríamente feroz que representa la figura del tigre. Neus Aguado ahonda en ese simbolismo para crear uno propio que está relacionado con la atracción irracional del amor, con sus naufragios y pérdidas, pero también con sus ganancias, puesto que ello redunda en un aprendizaje de la existencia.
              El libro ilustrado con una fotografía de Júlia Bel con unas imponentes columnas romanas, muy pertinentes respecto al contenido, se abre con el poema "Piedra de Rosetta" y con dos versos claves en el itinerario poemático "La vida es tan amplia como un jeroglífico,/ sin piedra Rosetta para descifrarla". Primer poema inaugural que nos anticipa cierta finalidad que se pretende, saber cómo encajar los embates del destino en una existencia para la que no hay claves. Sin embargo, el sujeto poético nos quiere transmitir la idea de que frente al dolor que representa el constante intento de descifrar el pictograma de la vida y obtener la negación o la oscuridad, hemos de tener fe en algo que vaya más allá de nosotros mismos, puesto que la otra opción es caer en brazos del tedio, porque mientras estás ahí, en la existencia: "más vale que cuides las rosas del jardín" pág. 12. Y esa sabiduría de la existencia se consigue, entre otras cosas a través de las personas que encontramos en las encrucijadas, en donde como dice la poeta se dan también las revelaciones. El itinerario amoroso de goce y de ausencia, esa especie de epistolario que parecen muchos de los poemas, será el aprendizaje, la dicha y el dolor, así en el poema "Si tu casa fuese transparente" (...) "El amor sería, otra vez, el aprendizaje:/el manantial de agua, la línea horaria del reloj de sol,/ el origen de donde procede toda cosa, el yacimiento." pág.16. El poema Angelus Domini en donde aparece la mención del tigre relacionado con el ángel terrible de la tradición rilkiana conectaría con esa reflexión existencial del poema inaugural "El amuleto sirve siempre (...)/ debo permanecer amarrada al mástil, al eje vital del espíritu". pág. 31.
              Muchos de los poemas tienen un tono oracional que recuerdan algunos de los poemas de Alejandra Pizarnik, poeta querida y admirada por Neus Aguado.
              En otros, el sujeto poético parece ser la voz de la sacerdotisa preparando los elementos del ritual, en una especie de comunión telúrica "Atravesamos la cortina de fuego, pasamos por el fuego y por el agua/ ahora somos metales fusionados". Pág. 20.
              El tono no encubre el drama que supone la pérdida, pero está atemperado, contenido en unos poemas, mientras que en otros Aguado utiliza sabiamente la ironía o los pequeños detalles frente a lo que supone el sufrimiento, como en el poema Visita donde se lamenta de la falta de una goma de borrar, que lo combata. O como en el poema de la pág. 51. La voz poética convoca los recuerdos, invoca como una hechicera las fuerzas irracionales para defenderse "de mi tragedia de tres cuartos", frente a lo que parece desgarrado se intenta dosificar con la nota irónica.
              La idea de extranjería, la del exilio y el destierro voluntario está presente en el espacio emblemático del desierto y de la figura del santo Simeón el estilita, que huye al desierto y se refugia encima de una gran columna, tal como el sujeto poético huye también "de aquel frío de tu refugio de tigre encarcelado" pág. 53. El desierto formaría parte de esa peregrinación en busca de sabiduría, que nos propone el libro.
              A medida que vamos avanzando hacia el final, el tono de los poemas que cantan el desamor se va haciendo más mesurado y apacible. Aparecen también poemas en sentido existencialista en cuanto al bien vivir y al bien morir como en la página 78: "Dame la tierra que necesito, / el campo para arar no para morir" (...) y las primeras espigas (...) las ofreceré a quienes buscan un trozo de tierra donde bien morir".
              A través de un exquisito despliegue de versos deslumbrantes llegamos al broche final de este itinerario, de este peregrinaje a través del amor, con un último poema que es un descenso a las entrañas del laberinto de una misma para poder rescatar ese cuerpo en carne viva y regresar. Prueba de las continuas muertes y renacimientos que supone el transitar de la existencia, y es precisamente según palabras de la poeta el sentido del ciclo y el renacimiento lo que nos hace avanzar, y es la encrucijada el lugar de los encuentros y desencuentros y el de las revelaciones y la poesía.


    Ver una pequeña antología de la poesía de este libro en la pág. 79.

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