ALGA Revista de Literatura
nº72 - otoño 2014




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    • Eva Venus.
      Terracota de tamaño natural de Jorge Egea

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Poesía - Colaboración Especial

    JULIO CORTÁZAR

    JULIO CORTÁZAR (Bruselas, 1914 - París, 1984). Escritor argentino, una de las grandes figuras del "boom" de la literatura hispanoamericana del siglo XX

    CINCO ÚLTIMOS POEMAS PARA CRIS (FRAGMENTO)

    (...)
    Anoche te soñé
    sacerdotisa de Sekhmet, la diosa leontocéfala.
    Ella desnuda en pórfido,
    tu tersa piel desnuda.
    ¿Qué ofrenda le rendías a la deidad salvaje
    que miraba a través de tu mirada
    un horizonte eterno e implacable?
    La taza de tus manos contenía
    tu libación secreta, lágrimas
    o tu sangre menstrual, o tu saliva.
    En todo caso no era semen
    y mi sueño sabía
    que la ofrenda sería rechazada
    con un lento rugido desdeñoso
    tal como desde siempre
    lo habías esperado.

    Después, quizá, ya no lo sé,
    las garras en tu seno
    colmándote.

    Nunca sabré por qué tu lengua entró en mi boca
    cuando nos despedimos en tu hotel,
    después de un amistoso recorrer la ciudad
    y un ajuste preciso de distancias.

    Creí por un momento que me dabas
    una cita futura,
    que abrías una tierra de nadie, un interregno
    donde alcanzar tu minucioso musgo.
    Circundada de amigas me besaste,
    yo la excepción, el monstruo,
    y tú la transgresora murmurante.

    Vaya a saber a quién besabas,
    de quién te despedías.
    Fui el vicario feliz de un solo instante,
    el que a veces encuentra en su saliva
    un breve gusto a madreselva
    bajo cielos australes.

    Quisiera ser Tiresias esta noche
    y en una lenta espera boca abajo
    recibirte y gemir bajo tus látigos
    y tus tibias medusas.
    (...)

    Pero no soy Tiresias,
    tan sólo el unicornio
    que busca el agua de tus manos
    y encuentra entre los belfos
    un puñado de sal.

    No te voy a cansar con más poemas.
    Digamos que te dije
    nubes, tijeras, barriletes, lápices
    y acaso alguna vez
    te sonreíste.

    Del libro póstumo Salvo el Crepúsculo
    (Alfaguara, 1984)

    página siguiente