ALGA Revista de Literatura
nº69 - primavera 2013




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    • Ilustración de Maria Girona para
      la cubierta del libro “La germana,
      l’estrangera” de Maria Mercè
      Marçal. Edicions del Mall, 1ª ed.
      Barcelona, 1985.

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Páginas centrales

    TALLER DE LITERATURA


    MARIA-MERCÈ MARÇAL


    foto: Pere Virgili
    Nota introductoria
    por Josefa Contijoch

    Tensar el arco de cada palabra
    por Júlia Bel

    La copa a rebosar. Algunos rasgos de la poesía latinoamericana en Maria-Mercè Marçal
    por Neus Aguado

    Poemas de Maria-Mercè Marçal
    Selección y versión de Neus Aguado


    TENSAR EL ARCO DE CADA PALABRA


    JÚLIA BEL

    Recuerda Maria-Mercè Marçal que, de pequeña, su madre le asustaba diciéndole que no subiera al sobre techo porque allí habitaba una serpiente. La madre tan sólo quería evitar que subiera por una escalera demasiado insegura. Pero el temor al animal venenoso no era más fuerte que su deseo por descubrirlo. Así que Marçal se atrevía a ascender por la escalera y, una vez en lo alto, acuciada por el miedo y la tensión del instante, lograba llegar a ver asomar la serpiente, tras lo cual, bajaba corriendo los escalones. Esta niña, osada y capaz de creer en las palabras con tal fuerza, hasta el punto de concebir ante sus ojos la serpiente nombrada, sería la que años después escribiría:

              Este placer sangriento
              quiere arrojarme.
              Me aferro con fuerza
              a las palabras
              que me permiten seguir
              sobre la cuerda.1

    En el difícil equilibrio de la existencia, ella se sostiene por las palabras y por la capacidad de materialización que la palabra tiene. Esa niña también había aprendido que nombrar era un riesgo y que, aun a pesar de que acometerlo te puede herir, era un riesgo ineludible:

              Con las palabras te haces
              dueña de las cosas.
              Unas y otras son
              como juguetes de cristal
              entre tus manos.
              ¡No te de miedo la sangre!2

    Este asociar las palabras y la sangre aparece numerosas veces en sus poemas. Como en el que empieza:

              Estos versos son ya
              tan sólo sangre coagulada3

    A la hora del alba, Marçal contempla en sus versos una sangre atrapada que no puede fluir. Y sus poemas habían de ser una irrigación venosa por donde la sangre circularse. Por eso, ella pide otra sangre, una sangre desnuda, una sangre nueva dentro de venas nuevas.4

    Y aparece el amor, que permite que la sangre deje de ser sangre estancada:

              Mi sangre
              -porque has venido-
              echa a andar, dolorosa-
              mente, abriéndose vías
              nuevas, cuerpo adentro.
              
              Y son de nuevo las palabras
              que muerden la carne
              -como los colmillos de un topo-
              para ampliar los límites
              de su paisaje encerrado.5

    La sangre se abre camino por el cuerpo pero también las palabras se abren paso a dentelladas por su carne. En Marçal sucede el milagro del espejo: la sangre renovada, las palabras novedosas, y el cuerpo retornado, revivificado.

    Ese ha sido el efecto del amor. O de algo que llaman amor pero que ella todavía no sabe cómo nombrar:

              Y digo amor. Se balancean las bisagras
              de cada sonido. Se agrieta cada letra,6

    La palabra amor se le desmorona. Reclama un nuevo nombre para el amor. Y va en su busca. Conoce la fuerza que tienen las palabras. Y ésta se le ha aparecido de pronto transfigurada. Cumplirla es también estar en peligro. Avista la presencia de un gavilán, un ave de presa que le sobrevuela, que le acecha continuamente. Ella siente su sombra como una sombra rapaz, una sombra que también sale de caza y le persigue:

              El gavilán vigila desde lejos, el paso de los días:
              a su ojo frío no se le escapa ni uno.
              Todo duerme. Y te digo amor, me obstino
              en llamarte así.7

    A pesar del peligro, a pesar de que a veces el deseo puede volverse mudo, es en el deseo donde halla las palabras que necesita:

              Y ahora vienes, y retornan a mí las palabras
              como un eco de tu deseo.8

    En la resonancia del deseo, reverberan las palabras que pueden expresar aquello que le sucede, aquello que la sangre desde lo inefable trataba de articular.

              Te amo con mi cuerpo
              exiliado y mudo.
              ¿A través de qué perdidos caminos
              el retorno, la palabra?9

    La sangre en el exilio estaba muda. Pero el amor le ha hecho retornar de ese exilio. Esa oscura sangre desterrada vuelve a tener tierra donde poder plantarse. Por eso la sangre ya puede buscar los surcos donde enterrarse y ser entonces semilla de canto, simiente de luz.

    No importa que el amor no pueda de momento pronunciarse con la voz. La poeta busca otro nombre para ella misma y otro nombre para el amor. Y si no puede encontrar esas palabras, renombrará desde la piel.

              Si el amor pierde hasta su nombre
              donde cada cosa recomienza
              
              sabré redecírtelo con la piel
              y con el nuevo fuego de otra lengua.10

    Hablar desde ese amor supone un diálogo donde se percibe la carnalidad de las palabras que se dicen o se escuchan. Marçal se acerca de este modo:

              Ávidamente recorro con la lengua
              el contorno de tus palabras,11

    y de este modo conversa:

              Con la mordedura de mis palabras
              tu mente se me abre como un fruto12

    El poder de las palabras es inaudito. Como ese amor que le lleva a traspasar fronteras, y hacer contrabando por entre las sombras, con una luz en las manos, como si fueran guijarros de luz que lanzara contra la terrible oscuridad.

    En su lucha cuerpo a cuerpo con el lenguaje, descubre el valor de emplear los conjuros. Así, mientras se halla en la búsqueda de la acertada expresión amorosa, confía en la capacidad de las palabras para erradicar el miedo que le supone transitar tan peligrosos caminos. Y se pone a cantar para conjurarlo:

              Comienzo este poema de amor en hora incierta
              como una criatura que canta más fuerte
              al pasar por delante del cementerio.13

    Las palabras son su mejor arma. Una canción de cuna puede ser también blandida como espada que le defiende del pasado:

              Duerme, duerme:
              que mi canción empuño
              para conjurar la añoranza.14

    Si bien, Marçal todavía siente que sus palabras son pequeñas, apenas unos pocos guijarros que lanzar con la honda al terrible gigante. Ella es tan sólo una chiquilla, un David femenino que se enfrenta a Goliat. A esa estructura lingüística y semántica establecida, tan enorme y tiránica.

              En medio de muros de escoria, de chatarra,
              una palabra, minúscula quizás,
              y toda cubierta de herrumbre por el relente
              de tantas noches mal cerradas.
              Una palabra, pulida como un guijarro
              por las riadas, enterrada por el olvido
              bajo un bosque de palabras que la remedan, que usurpan
              su espacio desierto, su nombre no sabido.

              Para que haga girar la honda, para que la frente del gigante
              escupa su viejo ojo que nos asedia, hielo adentro.15

    Esa niña rebelde que vive en ella le empuja a creer profundamente en el poder de sus pocas palabras y las lanza en el combate desigual. Frente al gigante, frente al gavilán, ella es tan sólo una chiquilla, un diminuto insecto, que a pesar de estar clavado, no deja de aspirar a volar:

              No estrangules a la pequeña que vive, rebelde, en mí
              que me incita al candor, a encender la mirada,
              a estrenar bosques donde los lobos hacen noche
              y a creer en el poder de las palabras:
              extraño insecto que incluso clavado
              a su minúscula agonía
              impenitente enarbola
              el reto de su vuelo.16

    Las sorprendentes y profundas metáforas surgidas de su lucha con el lenguaje y recogidas en sus poemas, nos permiten apreciar el alcance de su logro y su maestría poética.

              Te he engendrado con dolor
              y te he parido con placer.
              Para decirlo, he tenido que tensar bien
              el arco de cada palabra.17

    Marçal se atreve a expresar lo contrario del mandato bíblico, el castigo impuesto a la mujer con la pérdida del Paraíso: "parirás con dolor". Ella lo resuelve a la inversa: es con dolor que se quedó embarazada, parir a su hija en cambio le resultó placentero. Atreverse a decirlo, ser capaz de subvertir el mandato y tratar de decir cómo ha sido su propia experiencia, le lleva a procurar tensar al máximo el arco de cada palabra, llevarla al límite de su significado. Y lanzarla.

    Esa es su rebeldía.

              Te he engendrado con dolor,
              te he parido con placer
              de flecha al romper la sangre.18

    Su sangre auroral.

    1 MARIA-MERCÈ MARÇAL. Llengua abolida. València: 3i4. 2000. p.343
    Aquest plaer sagnant / vol estimbar-me. / M'aferro amb força / a les paraules / que em permeten seguir / dalt la maroma.
    2 Llengua abolida, p.352
    Et fas amb les paraules / mestressa de les coses. / Unes i altres són / com joguines de vidre / entre les teves mans. / No et faci por la sang!
    3 Llengua abolida, p.402
    Aquests versos són ja / només sang presa
    4 Llengua abolida, p.415
    Una sang nova dins de venes noves.
    5 Llengua abolida, p.413
    La meva sang / -perquè has vingut- / pren camí, dolorosa- / ment, obrint-se vies / noves, cos endins. // I són de nou els mots / que mosseguen la carn / -com els ullals d'un talp- / per eixamplar-li els límits / del seu paisatge clos.
    6 Llengua abolida, p.501
    I dic amor. Grinyolen les xarneres / de cada so. S'esquerda cada lletra.
    7 Llengua abolida, p.501
    L'esparver fita de lluny, el pas dels dies: / no se n'escapa cap del seu ull fred. / Tot dorm. I et dic amor, m'entesto / a dir-te així.
    8 Llengua abolida, p.500
    I ara véns, i em retornen els mots / com un ressó del teu desig.
    9 Llengua abolida, p.472
    T'estimo amb el meu cos / exiliat i mut. / Per quins perduts camins / el retorn, la paraula?
    10 Llengua abolida, p.513
    Si perd l'amor fins el seu nom / on tota cosa recomença / sabré redir-te'l amb la pell / i amb el foc nou d'una altra llengua.
    11 Llengua abolida, p.469
    Àvidament ressegueixo amb la llengua / el contorn de les teves paraules.
    12 Llengua abolida, p.469
    Al mossec de les meves paraules / la teva ment se m'obre com un fruit.
    13 Llengua abolida, p.501
    Enceto aquest poema d'amor en l'hora incerta / com l'infant que canta més fort / en passar per davant del cementiri.
    14 Llengua abolida, p.364
    Dorm, dorm: / que brando la meva cançó / per conjurar l'enyor.
    15 Llengua abolida, p.459
    Enmig de murs d'escòria, de ferralla, / una paraula, minúscula potser, / i tota rovellada pel rellent / de tantes nits mal closes. / Una paraula, polida com un còdol / per les riades, colgada per l'oblit / sota un bosc de paraules que l'estrafan, que usurpen / el seu espai desert, el seu nom insabut. // Perquè giri la fona, perquè el front del gegant / escupi el seu vell ull que ens sotja, glaç endins.
    16 Llengua abolida, p.503
    No escanyis a la petita que viu, rebel, en mi / que m'incita al candor, a encendre la mirada, / a estrenar boscos on els llops fan nit / i a creure en el poder de les paraules: / insecte estrany que fins i tot clavat / a la seva minúscula ranera / impenitent arbora / el repte del seu vol.
    17 Llengua abolida, p.332
    T'he engendrat amb dolor, / t'he parit amb plaer. / Per dir-ho he d'estrebar / l'arc de cada paraula.
    18 Llengua abolida, p.332
    T'he engendrat amb dolor, / t'he parit amb plaer / de fletxa a trenc de sang.

    JÚLIA BEL (Barcelona). Poeta que investiga en la fusión de diferentes lenguajes artísticos y, sobre todo, en buscar modos de llevar la poesía a escena, y a cualquier ámbito de la vida cotidiana: poesía y fotografía en una sala de exposiciones, palabra poética a pie de calle, recital de poesía a la orilla del río, poesía musicada y a ritmo de cajón flamenco, versos en arquitectura efímera, instalaciones artísticas a partir de textos poéticos, caligramas rotulados en paredes, creaciones escénicas basadas en poemas y obras de arte, dramaturgias de poesía antigua... Como autora y directora escénica ha realizado una decena de montajes, destacando su obra teatral en verso sobre la Guerra Civil, Trece rosas.