I
Un jinete tiznado, con un caballo ciego:
ha embozado de alquitrán la aurora
II
Un árbol libre, abierto, inerme, solo:
le tendieron la vieja malla negra
robada al gladiador,
para sajar su piel, mostrar
los rojos granos de su fruto,
y entregarlo a las fieras.
Pero una lluvia dulce le lavó los rasguños,
le sorbió las heridas, alimentó su aliento.
Hizo fructificar la semilla a sus plantas.
Llegó a ser milenario.
III
Las fieras no tan fieras no vieron
en su savia, el banquete de carne:
Fijaron sus pupilas en las gradas.
No paraban sus ojos de mirar
a quienes, como enmudecidas
rocas miran las arenas.
Porque según el rostro de la Modernidad
la arena como la realidad,
llena de ambigüedad se escapa
como líquido en un escurridor,
y el lenguaje no puede darle alcance.
IV
Tiempos vendrán, que sin prejuicios
-intuye soñador el árbol-
han de reconocer a cielo raso:
sus raíces inversas.
Sus hojas, perennes cisternas,
frente a tiempos estériles
verde y pulido escudo
por si un día la luz reverberara,
e igual que un telescopio,
abierto hacia otros mundos,
pudiera despejar ese espejismo:
el mapa que regrese sus pasos
al principio, y le muestre sin trampa,
sus cartas, sus ríos navegables.
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V
Un decir, sin decir, para no aclarar nada:
por qué nadie pensó que las palabras
inconexas, prosaicas,
lanzadas inútilmente al aire,
son cometa sin hilo y sin timón, cuya huida
puede llegar a enloquecer,
a quien persigue con algo recobrarse.
Y así rueda un error pendiente abajo,
sin frenos, ni posible retorno.
Porque todos los tiempos tienen su tiranía.
VI
Allí, rostros disfrazados, que saben de la farsa,
siguen insistiendo:
que ellas no estuvieron allí, que ellos no fueron,
quienes con signo anónimo pidieron,
convertir su violado corazón,
como a la mujer de la Antigüedad
en estatua de sal, o en oscuras cenizas.
VII
Así no mirarán al pasado sus ojos.
Así no cantarán la vileza que los muestra:
en la canción del viejo coro,
del único escenario, del teatro
que finge develando,
provocando a la hiena
que hay en el hueco vientre del jinete,
que impune se pasea, con un caballo ciego,
por el circo del mundo
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