LÍNEA
Dejé abierta la puerta
y entró un extraño en mi aposento.
Mi casa no es la misma desde entonces.
La mesilla de noche está revuelta,
se perdió la señal que apuntalaba
mi libro predilecto
y no puedo saber en que línea recóndita
cerré los ojos y me venció el intruso.
POEMA
El poema no necesita lápiz ni papel,
cerebros electrónicos,
altavoces en la plaza mayor.
Se teje en la clausura
del alma monacal.
Agua y sal para regar las horas,
pico y pala para horadar la piedra.
Lentamente, surge el mágico hilo
de la tela de araña
que nos lleva hasta el centro,
vueltas y vueltas en sutiles maromas
envolviendo la tierra en suave manto.
Si consigue
rebobinar las almas, una a una,
arar el verso, sin esquirlas,
acariciar el hiato de mutilados miembros,
envolver entre nubes de serventesios y cuartetas
el poder y la rabia,
cubrir de exvotos
el altar de los poetas muertos,
se habrá editado el sacrificio
y nuestros hijos heredarán la rima.
Del libro Escuela Elemental (2007)
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