VI Bazar de las especias
Galería de Klee,
caleidoscopio
de aromas y sabores,
placeres de oro
en las orillas
de un río de miradas
y de sonrisas.
Racimos irisados,
caricia el tacto
-lana, algodón y seda-,
y paso a paso
con parsimonia
picotea la gente
como palomas.
VII Esmirna
Un rumor sordo arrulla
tus sueños arropados en un lecho
de silencio y penumbra.
La aurora alza su velo,
y el brillo de su frente empalidece el cielo.
Con sus dardos fundidos
en oro y sangre, el sol tus ojos hiere.
Como ave del Olimpo
el avión se cierne
sobre tierra de Esmirna, luego lento desciende.
Al llegar te recibe
-Welcome to Izmir- un amable letrero.
Tu Esmirna sólo existe,
Seferis, en tus versos,
en los libros de historia y en viejos monumentos…
Esmirna fue otra víctima
inmolada a los dioses y a las patrias
en tribales orgías;
sus calles fueron aras
inundadas de sangre y envueltas por las llamas;
luego la paz: el miedo,
un millón de familias deportadas,
el espanto en el sueño,
el odio y la venganza
otra vez impregnando la sangre, huesos y almas.
Alguien limpió el solar
de humo, sangre, escombros, y ha surgido
una nueva ciudad,
Izmir, luz y testigo
de odios ancestrales y de nuevos caminos.
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VIII En ruta a Éfeso
El autocar devora
monótonos quilómetros de asfalto.
A bordo se alborotan
los viajeros: hay cantos,
chistes, risas, jocosos comentarios.
Como sombras fugaces
ante tus ojos pasan campos, huertas,
aldeas, y frutales.
Miras sin ver. Te ciega
la imagen que en tu mente tan tenaz persevera:
"Muchedumbres que arrastran
los restos de su vida y sus enseres
hacia tierras extrañas
bajo el cielo inclemente
echados de la tierra en que los suyos duermen.
Judíos, palestinos,
turcos, griegos, armenios, tibetanos,
etíopes, moriscos,
amerindios, caucásicos,
rwandeses, somalíes… y tantos pueblos, tantos."
IX Ruinas de Éfeso
Elegía de piedra
-templos, teatro,
estatuas, biblioteca,
columnas y arcos-
gráciles ruinas,
versos al aire, cántico
de luz y vida.
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