ALGA Revista de Literatura
nº66 - otoño 2011




Dirección:

  • Goya Gutiérrez

    Redacción:

  • Xavier Carreras
  • Ignacio Gamen
  • Susana Lastra
  • Elvio René
  • Jorge Stoysich
  • Enric Velo


  • Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    • In Focus (4).
      de José Javier González.

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/

    Páginas centrales

    TALLER DE LITERATURA


    POESÍA DEL ESPACIO INTERIOR:
    12 poetas en Barcelona
    nacidas/os en las décadas de los 40 y 50

    Selección a cargo de: Goya Gutiérrez


    Neus Aguado

    Marga Clark

    Rodolfo Häsler

    Rosa Lentini


    NEUS AGUADO (Córdoba, República Argentina, 1955). Llegó a Barcelona el 17 de noviembre de 1965, a las nueve de la mañana. Licenciada en Arte Dramático y en Ciencias de la Información, entre otros trabajos, ejerce el periodismo cultural, y colabora en montajes teatrales basados en la obra y la vida de escritores/as. Ha organizado numerosas lecturas de poetas y promovido premios literarios así como diversas publicaciones. En los años en que fue secretaria general de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC) tuteló las actividades relacionadas con la poesía. Además de narrativa, crítica literaria, ensayo y traducción, ha publicado los poemarios Paseo présbita (1982), Blanco Adamar (1987), Ginebra en bruma rosa (1989), Aldebarán (2000), Entre leones (2002), Intimidad de la fiebre (2005) y en colaboración con Marga Ximenez En el desorden de la casa (2006). Sus poemas, cuentos y microrrelatos constan en antologías nacionales e internacionales. A destacar Mujeres de carne y verso. Antología poética femenina en lengua española del siglo XX a cargo de Manuel Francisco Reina (2002) y The Other Poetry of Barcelona: Spanish and Spanish-American Women Poets a cargo de Carlota Caulfield y Jaime D. Parra (2004). Reside en Barcelona.
          “[…] la voz de esta poeta […] parecía llegar desde una cárcava oculta en las oscuridades del alma, vertiginosa y desmedida; sus versos de la cotidianidad iban y venían con la furia de esas marabuntas de caballos que flotan por los montes cántabros y astures en la primavera, y sólo a duras penas podía Neus ponerlos bajo su control. Cuando lo conseguía, ay, cuando lo conseguía, la voz de Neus Aguado parecía un oráculo más que la voz de una mortal. Esa era la Neus que a mí me fascinaba, la que era capaz de contener una tormenta en una fragilísima copa de cristal […]”.
    (Carlos Morales)

    No descubrí la tierra en la sangre del débil,
    cambié de idioma, de vida, y de hacienda
    pero no descubrí la forma de las piedras.
    El río pasó hace tiempo por el bordillo seco.

    De Paseo présbita (1982)

    Cuando ya no se tiene aquel limpio atrevimiento
    y cada gesto duele como si al tiempo lo pariéramos
    resulta muy difícil hablar de amor
    y más complicado aún acallar el reclamo
    que cada vez nos daña más adentro
    y nos deja indefensos y asustados,
    como la lava solidificada después de la tragedia.
    Sainte-Beuve tenía razón: jamás maduramos,
                                 nos pudrimos por partes.

    De Ginebra en bruma rosa (1989)

    Rose is a rose is a rose is a rose

    El amor es el amor es el amor es el amor
    no es una rosa en los manteles de Gertrude
    es la cola del saurio primordial que arrastramos
    Hay quien se corta la cola y quien le pone un lacito
    pero el saurio es muy duro de pelar y es largo
    lucha con una fuerza desconocida y oscura
    se nutre de fluidos vitales y de sigilos
    y cae sobre sí mismo apuñalado por la espalda.
    El amor es el amor es el amor es el amor

    De Entre leones (2002)

    48

    soy Perséfone
    en los días de infierno
    picoteo los rojos frutos
    y olvido

    28-XI-2002

    De Intimidad de la fiebre (2005)

    No sé interpretar tus destellos Aldebarán,
    he olvidado cuanto aprendí en el templo
    y la pitonisa ha huido hacia otros menesteres.
    El oráculo es un pañuelo de seda blanco,
    el oro que esparce la divinidad.
    Si tuviera poderes fijaría la aurora en el cielo
    y sólo miraría su nacimiento y su vida.
    Dejaría que ella escribiese los poemas,
                                          sus poemas, Aldebarán.

    LA FLOR AZUL

    Cómo saber si es todo tan callado,
    cómo adivinar que más allá de mi mano hay un espejo
    que refleja un sinfín de rosas mustias,
    cómo saber si es todo tan oscuro,
    cómo saber si todo es tan incierto
    y escribo al buen tuntún como si fuera la primera vez
    y amo a ciegas como todas las veces
    y no se me ocurre nada que no sea un vulgar simulacro
    de una vida que no me pertenece, de un tiempo que

    desconozco,

    de un deseo anclado en cada instante, sin lastre y tan fugaz
    a pesar del ancla, a pesar del plancton, a pesar de los

    muertos.

    Cómo saber entre esta estela de codicias, entre este

    absurdo

    que se empecina en matarnos cada día y en dejarnos sin

    flores y sin vid.

    Cómo saber si por fin he encontrado la flor azul de lo

    imposible.

    Cómo saber que no tiemblo para el mundo, que no

    miento para el mundo.

    Cómo saber que he llegado al límite de mis limitaciones y

    ya nada puede detenerme.

    Cómo explicar que incluso todo esto ha dejado de

    importarme,

    que muy posiblemente nunca me importó, porque estaba

    demasiado absorta

    intentando explicar lo que ahora sé:
    esa incipiente flor azul que crecía en el fondo de tus ojos

    yo misma la he segado.

    De Aldebarán (2000)

    VISITA

    Te has dejado la goma de borrar,
    sí la que utilizas para escribir y para dibujar
    una goma con un cuarto creciente
    que estalla en luna llena.
    Una goma gastada por las dos puntas
    de forma simétrica, como aparenta ser tu vida,
    gestada por volcanes, volcada por la boca.
    Mi goma de borrar zurdea, como mis zapatos,
    tiene un lado más gastado que el otro.
    Así mis días de aparente trasiego
    están siempre envueltos en lavas que a menudo petrifican
    petrifican la parte más blanda de mi vida
    entonces la quemazón es tan profunda
    que apago el cráter con el llanto
    contenido desde antes de mi nacimiento
    y a veces surge un pez, un pez hermoso de ojos verdes
    con escamas endurecidas por el intento de vivir en el infierno.
    Y la llama ya apagada reclama su parte de agua
    y nada, como nadó en la bolsa amniótica,
    y encuentra los mismos ojos de su madre muerta
    la misma voz que la meció en la cuna
    el mismo rostro que contempló primero
    y se derrumba y nace una y otra vez en el mismo llanto.
    El del sentir primero, el del volver al fuego.

    Barcelona, 1-5-1998

    De En el desorden de la casa (2006)

    Encontrar en el dolor la vía de salida del propio dolor
    Encontrar el para qué y no el por qué de las preguntas fundacionales
    Irse en soledad, en silencio, después del llanto súbito y convulso:
    A escuras, y segura por la secreta escala disfrazada,
    y no volver la vista atrás lastimada por amor a la belleza.

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    MARGA CLARK (Madrid, 1944). Poeta, escritora y fotógrafa. Realiza su carrera universitaria y cursos especializados de teatro, cine y fotografía en Nueva York. Obtiene la beca de la Academia Española en Roma. Vive a caballo entre Barcelona y Madrid desde 1995. Su primer libro de fotografías fue adquirido por el MOMA en NY. Entre su obra poética hay que destacar: De Profundis (1989), Del sentir invisible (1999), Auras (2001), Pálpitos (2002), El olor de tu nombre (2008), Amnios (2009), Campo de batalla (2010). Ha sido incluida en diversas antologías como: The other poetry of Barcelona, 2004 y Antología de poetas españolas, 2003, y ha participado en numerosos festivales de poesía nacionales e internacionales.
          “El cuerpo poético es constantemente bello, alto en su grado estético, libre hasta entrar en una hermosa y eficaz ilogicidad. La poeta sabe dosificar ese componente “irracional” en el mejor de los sentidos posibles, en el de constituir un lenguaje otro, un superlenguaje que se desentiende de convenciones léxicas y atiende a misterios semánticos”.
    (Antonio Gamoneda).

    Por eso viniste, a encenderme más la oscuridad delirando silencios, lamiendo con tu lengua danzarina mi saber perdido, mi conocer sin entender la noche ni la palabra. Por eso viniste, a iluminar mis huellas, a dilatar mi soplo, a apaciguar mi herida.

    De Auras (2001)

    Escribo para encontrar luciérnagas en la noche
    para apagar la sed que inunda mis sentidos
    para deshelar la memoria de las flores,
    devorar el alma de Narciso.

    Escribo para contemplarte en mis espejos
    -añicos de mil rostros mutilados-
    fingir que soy orilla, agua, fuego,
    rozar lo azul del viento con mis versos.

    Y en esa arena fiel de tus entrañas
    sentir el velo malva de tu río.
    Probar la fruta ardiente del cerezo.

    Hoy me siento fuerte en mi desaliento.
    Mi rosa ha enmudecido
    la luz se ha extraviado
    y el agua inunda mi amanecer.

    Hoy moriré otra vez.

    Las imágenes se escapan de mi mente
    huyen despavoridas hacia un horizonte
    menos inquietante y amenazador.

    Las palabras enmudecen mi espíritu
    salen aturdidas por mi boca entreabierta.
    Aspiro el efluvio embriagador de la muerte.

    El dolor se aleja
    el miedo me abandona.
    ¿Dónde estás, amor?

    De El olor de tu nombre (2007)

    A partir de un cierto punto, ya no hay regreso
    posible. Este es el punto a alcanzar.

    Franz Kafka

    El paisaje torna más agreste y salvaje
    acoge cálido mi deambular.
    ¡Por fin me siento a salvo!
    arrojo mis armas con denuedo
    escondo mi ira bajo el cedro
    siento mi fragilidad.
    Me tiendo sobre la hierba
    duermo con el rumor de la tristeza
    arañando mi entraña.
    Con los dedos cruzados sobre el vientre
    para que cuando el olvido llegue
    pase de largo.
    Duermo con las palabras asfixiadas
    entre mis muslos prietos
    porque no poseo el lenguaje
    de la libertad.
    Duermo con el hedor
    de la ilusión perdida
    del desaliento.
    Atrás queda el vacío
    la niebla de mis sueños.
    Te presiento
    abro los ojos
    estás a mi lado
    en pie de guerra
    vigilándome fiero
    apuntando a mi herida
    con tu dardo violento
    los dos frente a frente
    mirándonos fijo
    los dos, en silencio.
    La sangre en tu rostro
    salpica mi pecho
    tu dardo implacable
    apunta a mi alma
    me ofreces la muerte
    y yo la recojo.
    Los dos, frente a frente
    y tú en pie de guerra
    mirándonos fijo
    me ofreces la muerte
    y yo la recojo.

    De Campo de batalla (2010)

    Una avispa clavó con saña su aguijón en mi muñeca izquierda. Mi alarido me hizo dirigir los ojos al cielo en el mismo instante en que una nube formaba un círculo con un punto rojizo en su interior. Miré mi muñeca ligeramente abultada con una diminuta gota de sangre cubriendo la picadura. El escozor era insoportable.

    Sin dolor la realidad pasaría casi inadvertida

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    RODOLFO HÄSLER (Santiago de Cuba, 1958). Desde niño vive en Barcelona. Estudió en la Escuela Suiza de esta ciudad, y luego Letras en la universidad de Lausanne, Suiza. Ha publicado los siguientes libros: Poemas de arena (1982); Tratado de licantropía (1988); Elleife (1993); De la belleza del puro pensamiento (1997); Paisaje, tiempo azul (2000) y Cabeza de ébano (2007). Ha obtenido la beca de la Oscar B. Cintas Foundation de Nueva York. Ha sido incluido en varias antologías en España y América Latina. Su último libro, Cabeza de ébano, ha sido traducido al macedonio, italiano, francés, portugués y alemán.
          “No estamos ante un poeta literario sino ante un poeta artístico que conoce y que recorre el sentido de las artes y su naturaleza, jamás superficial o frívolamente. Como es natural, por estudioso y preocupado, es Häsler un poeta culto, un hombre culto, y en sus escritos están tatuadas las huellas de la cultura occidental, pero también y privilegiadamente de la cultura oriental y mesooriental. Y, más precisamente, del arte que de la cultura en el sentido amplio, o de la cultura que el arte representa, desde la mitología a las leyendas, desde un interior de Vermeer a la estampa árabe de un jardín de ensueño, desde Bach a Alban Berg, desde conocer, como quería Lorca, «la sutil diferencia poética entre una taza de té frío y una taza de té caliente»”. (José Viñals).

    En la ciudad populosa de las escaleras
    y los húmedos troncos, en el parque
    de las anchas flores rojas pisadas por
    flamencos rojos, junto a los jardines
    de las pagodas, quedó señalado el destino
    hacia la dispersión.

    Y así bajé ríos navegables bebiendo
    la inmortal adormidera, la leve adormidera
    que ablanda los recuerdos para simbolizar
    ya siempre la huida de la tierra.
    Plomo en los ojos de oscura sustancia
    por el reencuentro de los sabores
    de la ceniza, los brotes de bambú como soplo
    de una emoción, de un vaticinio
    sin errores permitidos, firme en el esqueje
    de la infancia, el corazón creciente,
    el cuello destrozado, con el soporte
    construido siempre lejos.

    De Tratado de Licantropía (1988)

    La espalda apoyada en la cama
    y la cabeza agonizante por la súbita codicia,
    desvaída, marchita. Los labios gruesos
    silencian el vergonzoso escándalo,
    que como obediencia al oráculo, me impulsa
    a la comunión del pez,
    «sin vivir en mí»,
    como una flor expuesta después de muchos años.

    De Elleife (1993)

    CON TODA LA INTENCIÓN

    El corazón en las manos es una flor de loto
    simétrica y de perfectos pétalos,
    esta noche,
    oscura como la luna detrás de las colinas.

    De Elleife (1993)

    VISIÓN DEL CÁLAMO

    A Blanca Andreu

    Me hallo en un esmerado jardín
    con dos cipreses lanceolados, un melocotonero
    en flor y una fuente. En su perfección lo tomo
    por un huerto persa. Mientras contemplo
    ensimismado la eclosión de una rosa
    una voz me devuelve a la belleza del vergel,
    una extraña voz, voz hermafrodita: toma el cálamo
    y escribe, toma el cálamo y escribe cuanto sabes.

    VISIÓN DEL MERCADO

    A Conchi Jubany

    Lo único que nos detendrá, te dije, será la visita
    al mercado de Algeciras.

    El mar, que aparece sin ser visto,
    es un reino de fuerza que se asienta en la cabeza
    y tiene el color potente de una aguamarina.

    Recorremos un camino de aceitunas moradas,
    limones cortados que salpican el rostro,
    cestos de higos secos que esconden el áspid,
    carne de pez espada donde gime el corazón.

    Poco antes de abrir los ojos
    el gesto de tus manos entre el pescado
    me eleva en el espacio con la plenitud
    de un ángel sobreviviente.

    De Cabeza de ébano (2007)

    VISIÓN DE VENUS

    Complacido voy de la mano de dos hacia una cama destendida
    que acoge entre sus pliegues un libro de cuyo autor
    no alcanzo a leer el nombre. Compagino seducción y poesía
    y ese pensamiento súbito me enciende.
    Oh trajín de la carne oh tarde de lectura, no sé qué puede más,
    dónde reposar la yema de los dedos mientras permanezco desnudo,
    y al rato, uno de los tres, en completa entrega y lengua salaz
    recita un poema de Blanca Varela. El poder de la voz
    es tan turgente que a la vez nos acucia el sueño del orgasmo.
    A diestra y siniestra potros y hogueras. Cadenas, azufre y humo.
    Una vez satisfecho el mandato de Venus
    me provoca el deseo de un diálogo jadeante,
    tres lunas enlazadas que preñan el espejo de la estancia
    donde multiplicar la perecedera entrega de la carne
    hasta que dejo de existir, y renazco, un poco más allá,
    mientras la carne inquieta se serena y el oído queda satisfecho.

    De Cabeza de ébano (2007)

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    ROSA LENTINI (Barcelona, 1957, España) poeta, traductora, crítica y editora, es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Miembro fundador de las revistas de poesía Asimetría (19861988) y Hora de Poesía (1979-1995). Concibió y coordinó un ciclo de poesía “Martes poéticos” en Barcelona (2000-2005). Actualmente es editora y co-directora, junto a Ricardo Cano Gaviria, de Ediciones Igitur. Ha traducido, en colaboración con Susan Schreibman, Siete poetas norteamericanas actuales: : May Swenson, Denise Levertov, Maxine Kumin, Adrienne Rich, Linda Pastan, Lucille Clifton y Carolyn Forché (1991); El ladrón de Talan de Pierre Reverdy (1997); en colaboración con Cano Gaviria, Satán dice de Sharon Olds; y, en colaboración con Osías Stutman Poesía reunida 1911-1982 de Djuna Barnes. Ha publicado los poemarios La noche es una voz soñada (1994), El sur hacia mí (2001), El veneno y la piedra (2005) y Transparencias (2006), además de las plaquettes Leyendo a Alejandra Pizarnik (1999), Cuaderno de Egipto (2000), Intermedio (2001) y Las cuatro rosas (2002). Ha sido incluida en numerosas antologías, entre las que cabe destacar Ellas tienen la palabra (1997) Norte y sur de la poesía iberoamericana (1997) o Las poetas de la búsqueda (2002). Parte de sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, francés, catalán, rumano y portugués.
          “(…) Esta poesía se distingue por la superposición entre la atmósfera y la herida, el espesor del tono y el corte que algunas sensaciones producen en su red: punzada expresionista que concentra en un punto mínimo toda intensidad (...) el desamparo, el fluido que no se coge, la insoportable atención al hecho de la vida. La imagen es entonces síntesis de percepciones, del hecho emocional y reflexivo, es reconocimiento lúcido y sin pactos, tierra del sueño mismo. (…)”
    (Miguel Casado)

    EL AVE

    Una garza aparece de vez en cuando sobre el puente
    revolotea y remonta el curso del río.
    Su plumaje blanco deja una fisura
    en el cielo del atardecer
    que la tela de la noche devolverá como luz.

    Su chillido delata un mar dejado atrás.
    Muy cerca de la costa tu ojo se oscurece
    en la arena bajo la sombra de los pinos.
    Los bañistas vigilan y esperan.
    Se agita la espuma, blanca de sal.

    Antes de que la hora de los muertos rastrille
    el tiempo de la playa, los hombres se duermen.
    Por encima de sus cabezas, leve, el gran pájaro
    del crepúsculo ilumina el camino de regreso.

    De El sur hacia mí (2001)

    LA ROSA DE HIELO

    La rosa esculpe
    sus violentos colores en el frío
    y no es sino quimera de la rosa
    en la nieve, rosa de invierno,
    agua helada, blanco en lo blanco
    ofreciéndose.
    La rosa crepita en la llama
    y en la desolación de la nieve
    no hay deshielo demasiado lento.

    De Las cuatro rosas (2002)

    EL VENENO

    Decir "dos cuerpos"
    patria en el otro talle
    que hinca
    como una bandera
    una rara imagen
    y así el aliento y el peso
    el veneno y la piedra

    ¿Qué hilan entre sí los días?
    Mortaja o capullo
    obligan a cambiar el sentido
    del camino y su noche
    Miento si digo que no he aprendido
    pero miento igualmente
    si digo que ya sé
    Va a nevar
    tal vez
    los copos se fragmentan
    al posarse las palabras
    toman la forma de objetos
    palpitan fugaces
    la manera en que se difunden
    y recogen
    los pasos perdidos
    de su voz.

    De El veneno y la piedra (2005)

    EN EL HOSPITAL

    "Como esa tierra húmeda en
    la que caen las cosas que amas
    y se pierden para siempre."

    Sharon Olds.

    El color dorado de las gotas de sudor de tu cuello
    alumbra ya la crisálida en la que te transformas.

    Y la vida es una curva de lazos de dolor
    aumentando gradualmente su nudo.

    En la tristeza todo lleva la marca de la intensidad.

    Ecos de voces alteradas llegan del pasillo
    acompasando un corazón que abismas
    como quien ahonda los ojos azules de un extraño;
    el latido, una fallida orquesta
    en una vibración de platillos que se aleja.

    Nos hacemos promesas, nos recuperamos
    de las promesas que no cumplimos en el humo
    de una nueva promesa que también incumpliremos.
    Ninguna voz interior nos emplaza como si nuestra
    fe brotara, virgen, a cada vuelta del camino,
    hasta el día en que una segunda voz
    en el corredor invita al silencio
    y acentúa el peso de las cosas que solo nos adornan.

    Te vuelves hacia mí, con los ojos señalas
    una tornasolada esfera que asomando del baño
    de pronto parece adquirir conciencia.
    Y como el globo rojo en el corto de Lamorisse
    sigue una ruta secreta cuando sobrevuela
    la lámpara o esquiva el radiador.

    Abajo la ciudad bulle lejana como si solo
    estuvieran vivos los dardos de luz anaranjada
    de las lunas de los coches lavados por la lluvia reciente
    proyectados sobre tus coronas de esmalte gris.
    La blanca mata aplastada de tu pelo
    la coronilla apenas recién humedecida en la pila bautismal
    tu mano y tu vientre inconscientes de su renuncia
    parecen sostener toda la luz.

    El misterio llega reorientando su marea sobre nosotros.
    Tiempo de ingravidez, áureo tiempo de la entrega.

    Con un suave parpadeo la gota de agua saturada
    de jabón se pierde en el cielo raso
    a falta de avenidas desiertas y respuestas.

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    EPÍLOGO

    Con la edición en las páginas centrales de los números de la revista 64-65 y 66, finaliza esta pequeña antología, o muestra de la poesía escrita en castellano por doce poetas, nueve mujeres y tres hombres, nacidas o nacidos en las décadas de los 40 y 50 en la ciudad de Barcelona, o llegados desde muy diversos lugares de España o Latinoamérica, o que comparten de forma simultánea su residencia con otra ciudad. La selección está comprendida por las/los poetas Carmen Borja, Teresa Shaw, Goya Gutiérrez, Alejandro Duque Amusco, Anna Becciú, Ma. Cinta Montagut, Concha García, Jordi Royo, Neus Aguado, Marga Clark, Rodolfo Häsler y Rosa Lentini.
          Es verdad que existen rasgos poéticos comunes, pero no hay que olvidar los peculiarísimos en cada poeta, como no podría ser de otra manera, con una obra consolidada en la mayoría de los casos, de la que ya otras/os más versados en la materia de la crítica han hablado. Por tal motivo el criterio de selección ha sido agruparlos bajo el título "Poesía del espacio interior", ya que la mayoría comparten una realidad poética interiorizada que busca trascender, en el sentido de trasladar el lenguaje poético más allá de los límites de comunicabilidad lingüística; circunscribirlos a un mismo espacio, y tener en cuenta la década de nacimiento.
          En cuanto al material tanto biobibliográfico como poético de las/los autores, se ha intentado respetar la información y los textos aportados por las/los mismos, teniendo en cuenta algunas premisas generales como el reparto del espacio lo más equitativamente posible, o la perspectiva desde la que se ha proyectado la antología; y solo en algunos casos ha sido muy levemente ampliada o acortada por mi parte, dando especial relevancia al material poético.
          Naturalmente todas las antologías se contemplan en base a los criterios y al gusto de quien realiza la selección; desde aquellas que pretenden amparar un ámbito mucho más amplio y general, a las que como esta tienen como interés la de resaltar y poner de relieve una poesía, que en cambio no ha sido receptora de grandes ni numerosos premios.
          Pero, yo diría que todas las antologías tienen su porción de injusticia, y que en la mayoría de los casos habrá y seguirá habiendo ausencias, bien por desconocimiento de quien realiza la selección, la mayoría de veces por imperativos de espacio en la edición, y otras por las delimitaciones que se hayan marcado en cuanto a elección o líneas poéticas, etc. Pero en todo caso, la pretensión fundamental de quien escribe ha sido la de compartir versos y poemas con quienes se acerquen a visitar estos pecios de literatura; estos bellos fragmentos del naufragio que cada poeta alberga… que es, entre otras muchas cosas, la poesía…

    Goya Gutiérrez