MIL LLAMARADAS
Refugiado en la oscuridad, celoso,
yace el silencio sobre mar de fuego
libando amor, pasión, loco deseo.
Mil llamaradas queman el otoño
y surcan los vientos besando el rostro
de las nubes, levando nuestros cuerpos,
dejándoles volar, parando el tiempo.
Éxtasis de placer. Tú y yo, dos locos.
Un fugaz rayo iluminó el silencio,
y las nubes, y el viento, luego huyó;
pieles mojadas, calma, plenitud,
la prisa tiene sueño, está durmiendo.
En sábanas de miel vuelvo a abrazarte.
Cierro los ojos. Arde aún tu piel.
VOZ DE LLANTO
Hoy desperté sumida en la congoja.
En mi ventana oí tu voz de llanto
supurando locura y engrosando
tu equipaje de luces y de sombras,
pariendo mil lamentos una y otra
aurora. Tus heridas van curando
selladas como roca a la piel. Canto
milenario, cobijo de almas sordas
doctas en sembrar piélago de esquirlas;
saltó aquella arañando mi ventana,
retrocedí, cobarde, mas mi piel
dolorida sangró, sin sangre. Abrí
el ventanal, besé tu faz, bebí
tus lágrimas para entender por qué.
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