UN BARCO VARADO
Una joven hermosa
se lame la rodilla
y me mira con ojos perfumados...
Atrás queda el cincel del sufrimiento
esculpiendo en los cuerpos devastados
las formas indelebles del dolor.
Atrás queda el llanto oscuro,
el grito desesperado,
el obstinado silencio,
el aliento desbocado.
Atrás queda mi origen
en un extraño lecho
como un barco varado
que reposa intranquilo
por las olas que azotan
su costado indefenso.
MUJER DORMIDA
Se esparcen sus cabellos en la almohada
como la lluvia escribe
arroyos en la nieve.
Sus labios entreabiertos
pronuncian en silencio
oráculos del sueño
a un amante invisible.
Se debaten sus senos
como olas que arriban a la playa
al compás de las brisas de su pecho.
Luego la ropa oculta
sus caderas de ánfora
que guardan cautelosas
su sexo encarcelado
entre las piernas:
columnas derrotadas
que rematan las basas de alabastro
de sus pies menudos.
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