RENACIDA DEL FUEGO
Hoy recubres tu piel, luto ceniza,
hoy yaces huérfana de voz, sedienta
desnuda en tu agonía, tierra yerma,
llorando de dolor por tus heridas.
Un hedor de gélida letanía
impregna tu piel pálida, maltrecha,
robaron la luz, borraron tu estela,
lenguas mortales sesgaron tu vida.
Pero al alba, el silencio feneció:
se oyen tenues latidos de esperanza,
hoy un halo de vida ungió tu piel.
De tu vientre en flor, sabio y generoso
nacieron notas nuevas en el viento
blandiendo el sueño de otro despertar.
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