NOCHE DE LLUVIA
Abren los árboles
sus manos a la lluvia
para aplacar su sed
con el agua nocturna.
Brilla brusco el neón
en las cortezas húmedas.
Se abre mi alma
horadando la hierba
con dedos minerales:
en su ceguera encuentran
en cuevas escondidas
rendijas de tristeza.
Los paraguas esconden
seres de sombra,
es entonces la soledad
como un extraño peso que me agota.
Busco la levedad junto a la lumbre
donde las rojas brasas se demoran.
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EL OLVIDO
A mis abuelos
Cuando ya vuestros nombres
y vuestras fechas
de la lápida se han borrado,
cuando el musgo es una nueva mortaja
para la piedra,
cuando la cruz yace en el suelo
como un árbol caído
y no os protege con su sombra,
cuando vuestras cenizas
son la semilla del olvido...
Mi voz como un venablo
se clava enloquecido
en el pecho del tiempo
y al invocaros
nuevamente se graban
vuestros nombres y vuestras fechas
en el caliente mármol.
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