Tres poetas uruguayos de nuestro tiempo
Selección y notas de Virginia Lucas
 Teresa Amy
 Alfredo Fressia
 Circe Maia
ALFREDO FRESSIA
Alfredo Fressia nació en Montevideo (Uruguay) en 1948. Profesor de Literatura, se desempeña también como periodista cultural en diversos medios internacionales. Es traductor de poesía brasileña al español. Desde 1976 reside en São Paulo. Su obra poética incluye los títulos: Un esqueleto azul y otra agonía (1973); Clave final (1982); Noticias extranjeras (1984); Destino: Rua Aurora (1986); Cuarenta poemas (1989); Frontera móvil (1997); El futuro/ O futuro (1998); Amores impares (1998); Veloz eternidad (1999). En México ha publicado Eclipse. Cierta poesía (1973-2003) en Alforja (2006) y Destino: Rúa Aurora (2007).
Controversial, homoerótico por momentos, barroco por otros, la desterritorialidad lingüística de este poeta busca impulsar la impronta del poema. Como Fressia señalara "Soy un poeta en lengua española de un país periférico de América del Sur y vivo por opción en otro país periférico de América del Sur, de una lengua diferente, la portuguesa. Por así decirlo, me exilié en otro exilio. Construí una obra cuya estética, si tuviera que darle un nombre, se podría denominar estética de la "exclusión".
HOY
Hoy tengo las manos de cristal
para quebrarlas, para rajarme
el pecho frágil y seguro
esplendoroso brillo que me ciega.
Planetas extraviados, hoy tengo
las rodillas breves, a caerse de su órbita,
a girar el grado que no existe, esta
perdida playa de un verano, el sexo
estéril, longitud de vidrio,
latitud de pocas horas son las médulas
y un amante de sal
me brota por los ojos
y me quiebra.
TARJETA POSTAL
Vista nocturna del centro
de Montevideo, no reconozco el aire
violeta de las calles, pero una dura
amatista de memoria, y presa
resistente de los días.
No moriré en Montevideo,
pero las manos me enseñan el camino
al trompo quieto que giraba en el mundo
(la vista nocturna del tiempo de mi infancia).
Pero las fotos declaradas y la fe
amarilla en los cajones, irreconocible
vista nocturna encima de la cama, inverso
el mundo, en otro idioma, un trompo
de mentiras: los ojos siguen presos a la dura
memoria de otros días.
BÉSAME MUCHO
Así: él, que tanto me había amado
se casó con ella
pero me dejó por otro.
¿Qué te hice después
que no me olvido?
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PLACE DES VOSGES
Futuro era el de antes, el del tiempo de mis quince años.
Todas las noches me gasto las suelas de los zapatos
caminando, hacia la plaza Matriz, y me siento a esperar el
futuro. Vení, comprá manies con chocolate y sentate. Las
mujeres que fuman ya me conocen. Yo no, todavía no me
conozco. Y tampoco miro a nadie, ni a nada. Como maníes
con chocolate. ¿Espera a alguien? Sí, al futuro. Respiro
hondo, sentado al lado de la Catedral, de espaldas a la
calle Sarandi. Todas las noches soy asiduo y puntual. Sé
que cuando el futuro aparezca, vendrá volando por atrás
del Cabildo. Una ráfaga, y yo lo atraparé en mis pulmones
y me llevará leve como un globo, lejos de la plaza. La
noche está fresca, llovió de tarde. ¿Y hoy, llegó? No, debe
estar atrasado, viene de muy antes. Los maníes con
chocolate me pesan como una piedra. Y me miro los
zapatos, desamparados.
LOS EMIGRADOS
Mandamos decir:
No pasa nuestra historia por la húmeda
Galicia de las madres ni conoce al padre
su Lombardía alcohólica. Los días
se habían exiliado en su orden de partida
y nunca fueron nuestras las líneas de las manos.
La bahía en que la madre pobre nos nació
de cara al mar para mejor aprender el abandono
nos sube todavía hasta los ojos y el pasado
tramaba desde siempre la futura
geografía del polvo sin idioma.
Tampoco se arrepienten las cifras del dolor
ni es nuestro inverso correo de las sombras
veladas en las fotos que nos borran
la cara del planeta.
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CIRCE MAIA
Circe Maia nace en Montevideo (Uruguay) en 1932. Escritora, docente de filosofía, traductora del inglés, del francés y del griego moderno. Estudió Filosofía en el Instituto de Profesores Artigas y en la Facultad de Humanidades. Desde 1962 reside en Tacuarembó (Uruguay). En 1978 fue destituida de su actividad por la dictadura militar uruguaya. Sus libros son: En el tiempo (1958); Presencia diaria (1964); El puente (1970); Cambios, permanencias (1978. 1990); Dos voces (1981); Destrucciones (prosa, 1986); Un viaje a Salto (prosa, 1987. 1992); Superficies (1990). Tradujo a Kavafis, Ritsos, Elytis, etc.
Su obra reunida recientemente editada pone de manifiesto a una de las poetas más importantes de Uruguay. Como ha escrito el recientemente desaparecido Mario Benedetti, Circe tiene una particular intuición para comunicarse con sutiles matices de la cotidianidad. No vacila ante el sacrificio de ciertas imágenes. Su verso se mueve con gusto entre las cosas.
ESCALONES
Cambios pequeños y tenaces.
Bajo el cielo ya un grado
de luminosidad o de tibieza.
Ha caído más polvo sobre el piso o la silla.
Pequeñísima arruga se dibuja o se ahonda.
Hay un nuevo matiz en el sonido
de la voz familiar (¿Lo notarías?)
En un coro confuso de entreveradas voces
faltan algunas, otras
aparecen.
La misma
suma total: no hay cambios.
Millonésima ola golpea
millonésima roca
y el degaste
imperceptible y cierto
avanza.
I
Nos llaman. Llaman de todos lados
voces, tareas.
Desde los patios, calles, ventanas
se alzan las voces
agitadas, dispersas.
Tela, tela del día.
Antes eras un lienzo de color indeciso.
(Decíamos: qué haremos
qué haremos de esta noche
esta luz, este tiempo?)
Ahora tienes siempre
un decidido corte y un color definido
Eres como un vestido
para usarte y gastarte.
Tela, tela del día,
luz hilvanada en fuertes
trabajosas puntadas
cuando por fin de noche
se sueltan tus costuras
flotas ante los ojos
-ya por dentro del sueño-
flotas, te sueltas, caes.
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II
Y sin embargo pueden
los pilares del día
armarse, sostenerse
como un solo dibujo
de entrecruzadas líneas.
Puede haber mañanas
de blanca luz sin prisa
en que los ruidos claros
del agua y de la loza
bajan hacia el callado
centro del mediodía.
Movimiento de pasos
una pregunta, un gesto
se envuelven, sostenidos
por hilos de luz viva.
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TERESA AMY
Teresa Amy, poeta y traductora nacida en Montevideo en 1950. Siguió cursos de traducción de francés a nivel profesional, de lingüística en la Facultad de Humanidades, y de traductora en la Universidad de la República (Uruguay), así como el curso de lengua y gramática checas para extranjeros en la Universidad Karlová de Praga, ciudad en la que vivió un año. Se desempeñó como docente de idioma español y de francés en la Universidad del Trabajo del Uruguay.
Publicó los libros de poesía Corazón de roble (1995), Retratos del Merodeador y otros poemas (1999), Cuaderno de las islas (2003) y Cortejo Mínimo (2005).
La editorial Ácrono de México publicó su traducción: La más larga de las noches en colaboración con Alfredo Infanzón, de la obra del poeta checo Jan Skácel en 2002.
En 2003 esa misma casa mexicana editó su traducción, en colaboración con Lazar Manojlovic, de Lamento por Belgrado, del poeta serbio Milos Cernianski. En su libro Cortejo Mínimo se incluye la traducción de Salón de la luna, del escritor macedonio Vlada Urosevic. Actualmente prepara (en colaboración) otras dos traducciones: una antología de poesía macedonia y una antología de poesía checa actual.
Señala Alfredo Fressia a propósito de la obra de Teresa Amy que la polifonía signa el universo escritural de la uruguaya, junto a la "tradición en diálogo con el Este europeo, junto al barroco del concepto, y la voz de la erudición.", podría añadir la exploración de un espacio sentido permanentemente ajeno y poseído solo por el acervo corporal de la palabra en el poema, de estas pérdidas y desasimientos nutre Amy su universo sígnico en la producción de una obra todavía no descubierta en su esplendor.
SAUDADE DE KNOSSOS
a Alfredo Fressia
el rey Minos mandó pintar los frescos del príncipe y de
la rosa moderna, rosa magenta, rojo cereza
marfil japonés de María, Blue moon, Altissimo,
Masquerade, Bucaneer amarilla, Parade,
Hansa, Souvenir de Léonie, ramilletes de Cécile Brünner,
Viennot sombreada : Híbridas de Té, aprovechan
las mutaciones con un tallo muy largo, trepadoras antiguas,
costeras, cortesanas, achatadas, heredadas rosas antiguas
de robusta floración damasco aparecen a raíz desnuda,
los vientos fuertes les quiebran las ramas, los deseos,
en la arena gruesa se descomponen, en los conos,
injertos y trasplantes, se ve un pedazo de pie (silvestre)
En la Biblioteca del Emperador (entre seiscientos libros
sobre rosas), sobre la representación de la rosa, en
la estación de variedades de la Malmaison
también está la rosa putrefacta de la herida
la rosa de Hiroshima
la bella rosa audaz, ilícita y estéril amada del poeta
PALABRAS EN LA ESTUDIANTINA
a Eduardo Faget, in memoriam
- ¿baila? -
y adelantás el cuerpo
para que no me niegue
tensa percibo
olor a brea mezclado con perfume
un cuello de camisa clara, mangas cortas
vestido a lo paisano, pienso,
y Xandre que había dicho
arrastrando con un dejo de envidia:
"la gente de zapatos blancos
baila bien"
miro la llama de la vela, arriba
en la capilla cavada en la pared
no es momento de pensar, pienso,
quién habrá ofrecido ese conjuro
para atraer qué sed
(esta noche voy a preguntarle
a Eduardo);
ponés las manos impacientes
en la mesa,
me levanto y estiro la falda
en la cadera:
en cuanto a vos
no te mimetices nunca,
me gustan a muerte tus zapatos.
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POSTAL
" y tú ? "
Único texto (de la tarjeta)
Me cuestiono - a veces ando
cuestionando -
me - que no dice " y vos ? "
y que la diferencia
está en dos copas
de vino: uno para la noche, chambré,
otro picante (y pálido); en dos
guantes: uno en la mano que me
obliga la nuca, y
otro que me alisa el vello
de la cruz; en
dos niñas: una que salta a la cuerda (cuando
paso), otra que se chupa
la mano en silencio. Y me mira. En
el reverso, un brazo desnudo entra
en los pliegues de un sillón. Sin remitente. Razón
de más para no contestar -
te.
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UNA PELÍCULA DEL ESTE
fue altísima,
un torbellino sostenido de escorpiones
al centro debatiéndose y débil ya
por la succión en los muslos las piernas
formidables cazadores ajustaban las ligas como
a través de un tul petrificado pasaban
las imágenes ¿sería para siempre?
¿sólo esa noche? ¿la doble condición de casa y sangre?
¿muda? No había cañaveral hacia abajo ni
piedras firmes ni agua bendecida:
un estertor se disolvía y escapaba cada vez más fuerte
desde donde veía con tanta sed la copa: la medida del duelo
el hilo de un reflejo que iba penetrando
sin importar ya nada ya lejos sin remedio
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