BALADA NOCTURNA
Para Candy, Julián y Horacio,
que ponen riendas al viento.
Camino por el puerto,
la luna se refleja
en el mar oleoso
donde se balancean los pesqueros
acunando la noche.
Escucho un acordeón
en una vieja taberna,
es una balada triste
que habla de amores perdidos,
mis pasos resuenan
al compás de la melancolía...
Me detengo y escucho
el lamento de un saxo,
las notas se acarician
en el silencio de la noche
como viejos amantes.
La música me hiere
con sus garfios remotos
y de mis ojos zarpan lágrimas
como barcos nocturnos.
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EL FARO AZUL
De nuevo me cegó la niebla,
pero tu luz azul
como un faro en la costa,
evitó mi naufragio.
Cuando arribé a tu puerto
mis ojos te miraron
con la pureza del regreso,
mis manos te tocaron
con los dedos sedientos de tu piel
y mis fauces marinas
devoraron tu cuerpo
para robar su juventud.
Cierro los ojos y despierto,
tu sonrisa inconsciente
pretende retenerme,
pero es tarde y es hora de zarpar.
Cuando mi viejo barco
se aleje de tu costa
la luz azul del faro
fustigará mi espalda
mientras giro el timón
hacia el mar sin retorno.
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