ALGA Revista de Literatura
nº63 - primavera 2010




Dirección:
  • Goya Gutiérrez

    Redacción:
  • Susana Lastra
  • Xavier Carreras
  • Ignacio Gamen
  • Enric Velo

    Edición:
  • Grupo de Poesía ALGA

    Responsables de la edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo

    Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
    • Estany de laminació, UPC/PMT (Castelldefels). Fotografía de Enric Velo

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/
    GOYA GUTIÉRREZ

    GOYA GUTIÉRREZ es miembro del Grupo de Poesía ALGA y dirige la revista ALGA desde 2003.
    Ver http://goya-gutierrez-lanero.com/

    El orbe gira tenso y contiene,
    por igual, vida y muerte.
    Siente la savia y siente la ceniza
    aquél que osa hablar con el Misterio.
    ANTONIO COLINAS

    QUE NADIE INTENTA POSEER (Fragmento)

    I

    En las alturas la levedad del cuerpo
    La casa hecha de aire cimentada por alas
    para no encadenar la alegría
    de vivir en lo fugaz la verticalidad
    la vida alada

    Un grupo de vencejos ha traspasado
    la limpidez del cielo
    Humildes aves malabaristas
    siempre en ascenso

    ¿Por qué ese vuelo ese alejarse
    de lo de abajo de lo terreno?
    ¿Quién les advierte
    de ese otro vértigo
    de ángel caído?

    IV

    Las aves de la noche salen de fiesta y ágape
    Perfilan sus ojos cristalinos
    Maquillan de amor su rostro de corazón
    por tanto inofensivo

    Pero se posicionan desde arriba

    observando la danza dentro de la espesura
    Pequeñas negligentes
    a oscuras sin la luz de la luna
    quieren fraternizar se elevan
    ignorando:

    Las garras camufladas dentro de blancas plumas
    El negro albor de las alas cerniéndose
    La callada traición

    VI

    Nunca antes había visto un azul
    jaspeado de blancas y grises gaviotas
    como aquél asomado al Atlántico

    Un azul como un ancho silencio
    Atracado en el puerto
    Encarnado en los rostros marcados
    cuyas miradas dicen que nada han de esperar
    viendo llegar las barcas

    Ahora todos convergen en el sabor intenso
    de la sal en el aire
    -el viejo deseo de un pasado-
    Flota libre el frescor de la sangre
    como savia y ceniza
    en lento vuelo
    la vejez de la sabiduría

    La ganancia quizás de estar
    desaprendiendo ya la muerte
    esa quietud abandonada
    perdurable
    en la memoria de la palabra
    a la que todo arriba
    que nadie intenta poseer

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