STABAT MATER
Stabat mater dolorosa
juxta crucem lacrimosa
dum pendebat filius.
S
on ébano su piel, su gesto y lágrimas.
Es ébano la cruz de su regazo
en el que arrulla un alba que es ocaso.
Es ébano su alma atormentada.
Son ébano sus ojos, su mirada,
que contemplan perplejos el naufragio
de la vida. Y también su mudo llanto.
Es ébano el tormento de su alma.
Ay mater dolorosa, condenada
a ser la cruz de la que pende el fruto
malogrado y estéril de tu entraña.
Ay mater lacrimosa, fuente seca,
fanal de lánguidas miradas, mudo
arroyo resignado de tristeza.
Y mientras tanto, en torno de una mesa,
los todopoderosos
a los dados se juegan
su tierra, su destino, sus despojos.
Decía el pie de foto "Joven africana que ha transmitido el sida a su hijo". Y la expresión de aquella joven madre de color con su hijo en brazos me recordó la de otra madre contemplando a su hijo en una cruz. Este caso me pareció más terrible: sin conocimiento y por amor había engendrado y condenado a su hijo.
A la Coral Margalló, intérprete de un emotivo Stabat Mater.
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