Revista Alga nº59 - primavera 2008


Edita:
  • Grupo de Poesía ALGA


  • Dirección:
  • Goya Gutiérrez


  • Responsables de la Edición y Redacción
    del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo


  • Maquetación, composición y diseño web:
  • Enric Velo


  • Portada:
  • Pintura cortesia de Beneyto

    Sumario
    http://revistaliterariaalga.com/


  • ESTELA KALLAY

    DE ASEDIOS Y MORADAS

    ¿Q uién cruzó los silencios
    donde la soledad levantó fronteras?
    El insomnio fue un color
    que dibujó el infierno.
    Ahora el paraíso
    es un estruendo lleno de vacíos,
    una luz salvaje
    que la noche nunca abarca,
    una piedra
    que cae circular
    en un río que no fluye
    y la palabra aún no dicha
    se desnuda sobre el hielo.
    ¿Quién es recordado por extraños
    en la perforada memoria de los días?
    Cómo envuelven
    los dedos en harapos
    la piel transparente de una ciega,
    cuándo se grabará ese nombre
    en una lápida lejana
    donde signos herméticos
    hablen de un amor descalzo
    y una marca de sangre
    trace el abismo
    entre el laberinto
    y la vida.

    ¿Por qué una estrella anónima
    dejó su señal
    en la muda música del cielo?
    Si exhibe su hambre de buitre
    el ayer
    con sus uñas implacables
    en ese espejo
    cansado de pupilas
    en esta morada
    prisionera de la bruma,
    si todo es fugacidad y olvido
    para esta boca hechizada
    casi muerta.
    Si en el presagio del fuego
    estas manos
    quebraron el hechizo con ceniza
    calmaron su llanto
    en el aullido de la rosa,
    devastaron
    los muros con caricias,
    y se atrevieron
    a las orillas de esos ojos
    para que vibraran en la tierra todos sus muertos.
    Entonces
    en el relámpago
    tatuado por el ángel
    las raíces
    se hundieron en salitre
    y la voz intacta reveló
    su inocencia.

    Ahora preguntan
    si esto que sucede
               dimos
               está
               fue
               ha pasado
    perdurará en lo hondo
    de este octubre irreparable
    aunque la araña
    esté al acecho
    y un párpado
    borre esa huella solitaria
    para hundir sus colmillos
    en la sombra.