Revista Alga nº56 - otoño 2006


Edita:
  • Grupo de Poesía ALGA


  • Dirección:
  • Goya Gutiérrez


  • Responsables de Edición del presente número:
  • Goya Gutiérrez
  • Enric Velo


  • Portada:
  • "Montmartre" (Jorge Navarro Pérez)


  • Sumario »
    http://revistaliterariaalga.com/



    ROSA LENTINI, Barcelona, 1957. Poeta, traductora, crítica y editora, es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Miembro fundador de las revistas de poesía Asimetría (1986-1988) y Hora de Poesía (1979-1995). Ha publicado los poemarios La noche es una voz soñada (1994) , El sur hacia mí (2001), El veneno y la piedra (2005) y Transparencias (2006), además de las plaquettes Leyendo a Alejandra Pizarnik (1999), Cuaderno de Egipto (2000), Intermedio (2001) y Las cuatro rosas (2002).

    ROSA LENTINI

    LATIDOS

    C omo los que respiran

    quiero la página que alienta.

    ¿Qué trasciendo

    en la mano que me protege,

    en los hijos no nacidos,

    en los ancianos a mi cuidado?

    ¿Y qué me hizo sobrevivir,

    qué arranque me ha

    devuelto a la vida?

    No soy una muerta,

    no soy causante de morir,

    tampoco de seguir viva;

    mi propósito va menos lejos

    que mi química,

    soy más pobre que mi piel

    envejeciendo:

    un mendrugo que el sol dora.

    ¿Mi aliento es más humano

    por conocer sus límites?

    Quiero la página que respira

    como tu mano palpita en la mía,

    como tu mano late en el mundo;

    ¿soy menos por dejar

    que esto me consuele?

    No hay intención

    ni venganza

    en la fiebre,

    tampoco en la supervivencia;

    algo que no soy yo

    me llevó hacia la podredumbre,

    algo me ha salvado:

    no ha dependido de mí.

    La página sí me pertenece por completo,

    alienta entera en mí,

    es una madre y una hija

    que de nuevo en tu mano pulsan,

    late tu ingle, la vena de tu cuello,

    que se perpetúa a sí misma,

    limitada por algo que no eres tú

    o que es tu designio sin ti,

    sabiendo de cada poro más

    de lo que trazas sobre el papel

    donde nada te detiene ni te desconoce.

    Porque el mundo se escapa

    nos hemos concentrado en el lenguaje,

    recogidos en un amor que no nos falle,

    que trascienda la pérdida,

    pero especialmente la voluntad,

    un mundo más embalsamado

    menos improvisado

    menos libre de ejercer

    su tiranía aquí,

    donde sólo soy responsable

    de la escritura

    que se fatiga o ahoga,

    mi afán sólo alcanza el papel,

    hoy no vivo sino mi vida de papel,

    mi sujeción a lo blanco,

    mi única decisión:

    porque yo muero o vivo

    más allá de cualquier deseo de salvarme,

    más allá de que se ofrezca otra vida

    a cambio de la mía;

    yo sólo puedo descansar en un amor

    y morir o vivir en la palabra.