IGNACIO GAMEN

¿Eres tú, padre? Acércate,
quiero recordar tu rostro.
Está tan densa la niebla
que apenas te reconozco.
Tienes la cara de fieltro
encerado y tus ojos
parecen como perdidos
en algún lejano asombro.
Te pregunto y tu silencio
es un abismo sin fondo.
En él mis voces se ahogan.
Nos hemos quedado solos,
tú varado en tu infinito,
yo, nostálgico en mi otoño,
buscando en la espesa bruma
fragmentos de un sueño roto:
la aspereza de tu barba
frotando contra mis pómulos,
tu enorme cuerpo flexible,
aquel abrazo que todo
lo podía y abarcaba,
los olores de tu entorno
-agrios de las hortalizas,
tierno y cálido el del horno,
dulzones las frutas frescas
y las legumbres a polvo-.
Pero tu voz , tu palabra...
...apenas recuerdo el tono
y alguna frase perdida
¡hemos hablado tan poco!
Ya basta, padre. Te quise
pese a tu silencio cómodo
y también voy a callarme,
no turbaré tu reposo.
Quiero conservarte indemne,
sueño difuso y remoto

 FOTO: JAUME TOUS