MOISÈS STANKOVICH

VERSOS DE LA TARDE

V ersos de la tarde que no me llevan a ti... El Sol acaba de ponerse y las sombras de la noche reflejan en sus blancos dientes la luz mortecina de las primeras farolas crepusculares.

Versos de la tarde que me llevan a mi recuerdo de ti, pero no a ti...

De nuevo te veo subir por las escaleras mecánicas de ese último aeropuerto por el que despegan siempre amores con billete sólo de ida. Y el nuestro fue así, que la vuelta me aconsejaste no sacarla...

Versos de la tarde que no me llevan a ti, sino a mi ilusión de ti, que es muy distinto camino hacia la nada de todo lo nuestro.

Sonríeme por entre las nubes y sabré que mi llamada no ha sido en vano. Acaríciame en la luna fría de invierno y sabré que ya te has ido, que tu Cabellera de Berenice ha dejado de brillar..., y devuélveme la vida o, mejor, a la vida de la que salí por entrar en ti.

Versos de la tarde que no llevan a ti si no es por mí...

Calor gélido por un dolor deshojado... De pronto, se oyen ecos lejanos de un viento circular que parece soplado desde otras épocas, que parece traer lo que no trae y decir lo que no dice.

Si me llamas, te llamo. Si me dices ven, lo dejo todo, todo lo que me lleva a ti y me encierro, y no voy.

Versos de la tarde que no llevan a ti porque no tienen por qué.