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GERARDO GUAZA
EL BUQUE FANTASMA
a Samuel Taylor Coleridge
Es precaria la vida,
la brisa insuficiente
para poder arrastrar el hedor
de los cuerpos exangües.
Las velas desgarradas
apenas amortajan
la promiscuidad del Leteo
que nutre la cubierta.
Aferrado al timón
aún contemplo la proa de mi nave
partiendo en dos el mar
de asfalto triste y gris
al rumbo caprichoso del albatros.
Pero mis ojos están apagados
y vivamente abiertos
por la sorpresa humilde de la muerte.
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