
|
FELIPE L. ARANGUREN
SEMELE
TENGO EL PODER de quien se sabe frágil
y por eso acelero fabulosos sucesos,
aguzo la emoción del jugador a solas,
en el tablero
proyecto todo el drama de este juego,
succionador vampiro de emociones
observo un solo segundo del Universo.
¡Oh sí, es cierto!
Las gentes se aman de monótonas maneras,
como cellisca fina se apilan los celos,
substituyen en los armarios a las chaquetas,
morboso duelo
de abrazos y de piel en retirada perpetua.
El beso es una muda incontinencia,
cegadora pasión de diente y labio
y desespero.
El barniz afilado ensangrentó tus uñas,
la garra criminal dejó su huella
en el húmedo rastrojo del deseo.
Por eso
voy a colgar de tu sonrisa
el estertor penúltimo de un beso
y en ese muro de carmín que te amuralla
me sumerjo.
|