Ya en la lengua, una notable confusión es la que envuelve a la denominación específica de la lengua hablada por los sefardíes. Aquí la pregunta habitual que se formula es la siguiente: "¿Es verdad que la lengua de los sefardíes es el ladino?" Esta pregunta requiere de una matizada respuesta. El distanciamiento de la Península en que se encontraron los sefardíes asentados en el Oriente mediterráneo y en los países balcánicos, truncado esporádicamente por viajeros españoles y por los criptojudíos que, a lo largo de los siglos XVI y XVII abandonaron España, llevó a que, con el paso del tiempo, su lengua fuera evolucionando de un modo independiente del español de España, dando lugar a una lengua específica que se ha denominado, entre otras, de las siguientes maneras: judezmo, judeoespañol, españolit, sefardí, ladino, jaquetía, etc. Abordando un poco más algunas de estas denominaciones, hay que decir que judezmo es la peculiar variante hispánica hablada por los sefardíes. Esta modalidad es también conocida como sefardí, atendiendo a la denominación genérica de sus hablantes; como judeoespañol, término descriptivo que pone de relieve su adscripción al área lingüística hispana (al respecto, dependiendo de esa área peninsular, encontramos otras judeolenguas en la península, tales como el judeocatalán, el judeoaragonés, el judeonavarro y el judeogalaico). El término jaquetía es el nombre dado al dialecto hablado por los sefardíes en Marruecos. Y es en el término ladino donde debemos hacer una aclaración puntual. Aunque a veces se ha llamado así al habla de los sefardíes -y de esta forma se la denomina en el actual Estado de Israel- en realidad, el ladino es la lengua resultante de pasar a "palabras españolas" (algo así como un calco) los textos litúrgicos escritos originalmente en hebreo. Se trata, pues, de una lengua artificial que, en un principio, se creó con una finalidad pedagógica: el hebreo era una lengua que, como se sabe, ya no se hablaba en la Edad Media, por lo que la mayoría de los fieles era incapaz de leer correctamente y entender el sentido de los textos religiosos. Por este motivo, se recurrió a ponerlos -calcarlos- en palabras castellanas -respetando en todo la sintaxis hebrea- para que el texto sirviera de guión a estudiantes, fieles y cantores sinagogales. A raíz de este uso, el ladino entró también en la liturgia pero, como puede ya deducirse, no era la verdadera lengua de comunicación en la vida cotidiana.
Incluso la investigación actual ha ido más allá y, gracias a los últimos trabajos de los profesorses Iacob M. Hassán en Madrid, Moshé Lazar en Los Ángeles e Isaac Jerusalmi en Cincinnati, se ha comprobado que debe llamarse ladino no sólo a la traducción calco de los textos sagrados en lengua romance, sino también a todo ladinamiento (o acto de poner en ladino) de lo que estaba en hebreo.
Por último, existe la creencia de que lengua sefardí es un testimonio de castellano arcaico y fosilizado, en ocasiones empobrecido y marginal. Este aserto debe ser desmentido. En efecto, la lengua sefardí conserva ciertas formas vulgares o no específicamente castellanas que el español del período clásico tendió a sustituir, resultando hoy día completamente anticuadas para el hablante moderno de español: ansí, aínda, muncho, asegún, estonces...). Sin embargo, la lengua sefardí, como toda lengua que alguna vez ha estado bien viva, ha innovado, por lo que posee formas o expresiones que el español peninsular nunca tuvo, así como el español posee formas que la lengua sefardí tampoco tuvo jamás. Y tampoco es cierto aquello de que la lengua sefardí es tan arcaica que, por tal motivo, sería de gran ayuda para el investigador que trata de elucidar el español antiguo.
LITERATURA SEFARDÍ
Breve presentación
La literatura sefardí que se producirá hasta su renovación cultural del siglo XIX será literatura religiosa, es decir, una literatura que tenderá a satisfacer el deseo del judío de meldar (leer) libros de inspiración religiosa que complementen la lectura sinagogal o comenten aspectos o normas prácticos del judaísmo. Para denominar propiamente a este tipo de literatura religiosa se usa la expresión literatura patrimonial. Esta abarca, en verso, las coplas y, en prosa, desde las traducciones ladinadas de la Biblia hasta su exposición y comentario en sefardí, el Me`am lo`ez, pasando por los libros de oraciones, tratados de moral y preceptivos.
Quizá fuera interesante en este punto explicar brevemente qué se entiende por renovación cultural del siglo XIX en el mundo sefardí, concepto que nos llevará a un mejor entendimiento del tipo de literatura que se produjo a raíz de este cambio de actitud frente a la existencia cotidiana.
Así, a mediados del siglo XIX, en el seno del judaísmo sefardí surge la tendencia a abrirse a la cultura de Occidente. El resurgir de los nacionalismos y el desgarro de la autoridad política del Imperio Otomano preparan el terreno, aunque otros van a ser los factores que influirán decisivamente en el mundo sefardí: por un lado, los ecos del movimiento cultural de la Haskalá (lit. "Ilustración" judía), promovido en el siglo XVIII por el judaísmo askenazí y que pretendía una incorporación judía al saber cultural de Occidente, saliendo así de su propia cerrazón espiritual y cultural; y por otro, el establecimiento de la red de escuelas francesas de la Alianza Israelita Universal por el Mediterráneo oriental, lo que supuso una verdadera apertura sefardí a Occidente a través de la cultura y lengua francesas.
Estos dos factores que acabamos de señalar hacen que, si bien la literatura patrimonial no deja de cultivarse, convive con géneros "seculares" de inmediata adopción, es decir, con géneros como la novela, el periodismo, la poesía de autor, el teatro y el ensayo, que no habían sido cultivados por los sefardíes, y que pasan a serlo a partir de ahora. A este tipo de literatura se la denominará literatura adoptada. Debemos mencionar también que, paralelamente a los géneros patrimoniales y adoptados, se mantienen y transmiten entre los sefardíes los géneros de transmisión oral, bien en prosa como los cuentos y los refranes, bien en verso como la lírica y el romancero.
BREVE SELECCIÓN DE TEXTOS
Sobre la preparación de Pésaj (Pascua Judía)
"Es el momento como cada anyo di azer la grande lempieza afin de desbarasarmos del hametz, del levdo. El hametz es muy negro, nefasto a Pessah. Mos desbarasaremos del hametz ke ay en mozotros, hametz ainda mas negro, ainda mas nefasto. Bouchkaremos de desbararasarmos por siempre, una vez por siempre, de muestras nuisives usansas e de muestros negros pensieros".
(Moïse Rahmani, Los Muestros, Bruselas, 2002)
Al finalizar los ochos días de Pésaj
"Kuando ya pasaron los otchos dias de Pessah el ultimo dia se aze notche mimona. Se festea esta notche par entrar el hamès de nuevo en kaza. Toda la famylia mos visitabamos esta notche de Mimona (...) i pasabamos una notche de alegria kantando y bailando".
(Henriette Azen, Los Muestros, Bruselas, 2002)
Dos trabalenguas
Una vyeja kon ijada ke majó majada
Mueve uevos muevos muevos
(Marie-Christine Varol, Manuel de Judéo-Espagnol, Paris 1998)
Tres proverbios
Aqueyos polvos truxeron estos lodos.
Dime con quén andas; te diré quén sos.
Antes que te cazes, mira lo que hazes.
(Samuel G. Armistead, Oral Literature of the Sephardic Jews)
Fragmento de una leyenda del rey Salomón
"Y cuando subió Nebujanedtsar y destruyó el Bet hamicdash, tomó dita sía y se la llevó a Babel, ma no pudo subir en ella a asentarse, que cuando metió el pie sobre el primer escalón vino el león y le dio en la pierna y lo malferió y lo hizo cosho. Y no hubo quen subiera en dita sía hasta que vino Ahashverósh y se asentó en dita sía en tiempo que podestó en todo el mundo"
< (Pilar Romeu, Leyendas del rey Salomón, Barcelona 1999)
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